Por: Elena Oliveira Pérez.
A continuación, el realizador de audiovisuales para la Televisión estatal, Leandro de La Rosa dijo: "¿En el Malecón? ¡Ay, mi madre!, les va a hacer falta un megáfono para leer ahí. Bella, bella va a quedar esa lectura amplificada. ¿Sera algo así como Tantrismo público? Qué tontería de idea."
Lobistas LGBT atacaron en las redes sociales una actividad de
evangélicos cubanos a efectuarse en el Malecón habanero este domingo.
Procastristas lanzan provocaciones
La activista
Elaine Salaregui calificó en su cuenta personal de Facebook como "fundamentalista" a la Liga
Evangélica de Cuba (LEC) institución religiosa que organizaría una lectura de
La Biblia celebrando el día mundial de ese libro sagrado para la comunidad
cristiana.
La radical
escribió que la cristiandad "se manifestará
nuevamente en el espacio público, esta vez dando visibilidad a la Biblia que
usan como garrote, mostrándose como una multitud, o peor aún como La Iglesia
cubana".
Salaregui
dirige una Iglesia con unos 100 miembros y con presencia en algunas ciudades de
la isla, y recibe apoyo operativo del régimen gracias a su cercanía con Mariela
Castro, sobrina del fallecido dictador Fidel Castro.
La Iglesia de
la Comunidad Metropolitana, como se llama la entidad que rectorea, no está
inscrita en el Registro de Asociaciones, sin embargo no ha recibido el trato
hostil que otros grupos en igual situación legal como el creciente Movimiento
Apostólico, cuyos templos han sido demolidos y sus líderes detenidos
arbitrariamente por años.
Al post de
Salaregui se sumaron varios comentarios como el del periodista Francisco
Rodríguez Cruz, quien propuso ir "ese
día a leerles la Constitución", provocación que secundaron varios
usuarios.
Rodríguez,
quien se define en su blog como comunista, gay y "ateo convencido" ganó notoriedad meses atrás por comparar, en un
post de Facebook, a los creyentes evangélicos con estafilococos.
Mila García se
sumó: "Más atraso. No ponen una. Más
culpa e ignorancia del puto cristianismo".
Ángel Rolando
Ruiz, quien se identifica en sus redes sociales como Reverendo, incitó: "vamos a poner música ese día".
Un hito para la libertad de reunión.
El activista
progubernamental Ulises Padrón Suárez preguntó: "¿Habrán pedido permiso?".
Por su parte,
el escritor y poeta castrista Jesús García amenazó: "Lean su Biblia en sus lugares adecuados y pórtense bien. Luego no
lloren en la cárcel por violar la ley".
El Estado
cubano reprime cualquier concentración de personas en espacios públicos, sin
embargo la convocatoria de los evangélicos ha sobrevivido alrededor de una
década gracias a la discreción.
En este
sentido, la autora matancera Alina Bárbara López valoró la iniciativa en su
sentido antitotalitario: "Vean la
parte positiva, si logran hacer su lectura sentarán precedentes para las muchas
lecturas que necesitamos, claro que de otra naturaleza, entre ellas, como bien
comentaron algunos, las de la Constitución".
"A pesar de que nos hemos reunido hasta 500
personas con las Biblias abiertas en una de las avenidas más importantes del
país nunca ha habido ningún disturbio", dijo una de las participantes en ediciones anteriores.
"Pero con las amenazas desde Facebook tememos que
vayan a provocarnos mientras leemos, que lleven ese mismo ambiente hostil en
las redes sociales al ámbito físico; y en la actividad participan ancianos y
menores de edad", comentó pidiendo
anonimato pues teme represalias en su centro laboral donde coincide con varios
activistas LGBT.
Los agravios
contra esta tradicional lectura bíblica se enmarcan en un contexto
latinoamericano de violencia y difamación desde la izquierda radical contra
quienes se organicen para promover valores como la familia, el matrimonio y la
no ideologización de las enseñanzas.
Teorías de la conspiración y desinformación.
Durante los
ataques a la actividad en el Malecón capitalino, la invitación de la LEC fue
eliminada por los organizadores para evitar mayor confrontación, acción que
despertó en las radicales teorías conspirativas.
"Seguro están diseñando otra estrategia macabra
en su escalada hacia el poder que anhelan", elucubró la usuaria Mercedes García.
El activista
Roberto Ramos Morí, beneficiario de recientes contratos con el castrismo a
través del Ministerio de Cultura y el Festival de Cine de La Habana y conocido
por utilizar la etiqueta #laIglesiaQueMejorIluminaEsLaQueArde meses atrás en
redes sociales, compartió el post de Saralegui.
Cristianos cubanos leyendo La Biblia en el Malecón habanero en silencio.
A continuación, el realizador de audiovisuales para la Televisión estatal, Leandro de La Rosa dijo: "¿En el Malecón? ¡Ay, mi madre!, les va a hacer falta un megáfono para leer ahí. Bella, bella va a quedar esa lectura amplificada. ¿Sera algo así como Tantrismo público? Qué tontería de idea."
"La lectura bíblica no se realiza en alta voz
ni para los participantes ni para los transeúntes; nunca se ha hecho así en
ninguna de las ocasiones anteriores", dijo a esta periodista otro de
los participantes de la lectura por cinco años consecutivos. "Las personas están muy desinformadas, y
cuando opinan en estos foros virtuales hablan sola y exclusivamente desde el
prejuicio".
El bloguero
castrista Ariel Montenegro, escribió: "¿Habrán
pedido permiso? ¿No mandarán a nadie a detener la lectura porque ya han leído
bastante? ¿Serán mercenarios que no representan los intereses de los verdaderos
cristianos?"
El usuario Álvaro
M Llerena escribió: "¡Yo me voy a parar ahí, y quiero me lean algo! Que
les voy a mandar bien mandados"; mientras que el escritor Norge Espinosa
propuso: " ¡ponernos enfrente a leer
al marqués de Sade!"
En otro post de
Ramos Morí sobre las iglesias evangélicas cubanas el usuario Titoe Yolexis
comentó: "Para mí las iglesias son
iguales a los bares (...) por mí que quemen las iglesias y hagan más bares".
Leónides
Pentón, en un artículo para el sitio español REC, consideró que hoy en Cuba
están presentes todos los síntomas y primeras señales para la mayor ola
represiva y discriminatoria contra la comunidad cristiana desde los años 60 del
pasado siglo, a inicios de la Revolución comunista.
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