En esta nueva etapa queremos dedicar
unos días a examinar cómo distintas religiones presentes en Cuba entienden la
relación entre los seres humanos y los animales. Esta sección, Animales y
Religión, busca ofrecer un análisis serio, respetuoso y útil. Y comenzamos por
el cristianismo, porque su influencia en la ética y la cultura del país es
innegable, y porque la Biblia contiene un cuerpo amplio de enseñanzas que
permiten valorar cómo deberían ser tratados los animales.
La Biblia no reduce a los animales a
simples recursos. Desde Génesis se afirma que forman parte esencial de la
creación y que fueron declarados “buenos”. Se les reconoce valor propio y se
les integra en el proyecto de vida del mundo. El relato del arca de Noé es uno
de los ejemplos más directos del cuidado divino: en tiempos de destrucción,
Dios ordena preservar cada especie, no solo los seres humanos. Jesús, en los
Evangelios, recuerda que Dios alimenta a las aves del cielo y conoce cuando una
de ellas cae, lo cual revela que ninguna criatura es insignificante ante sus
ojos. En Éxodo, se ordena que hasta los animales descansen el sábado; en
Deuteronomio, se prohíbe tomar a la madre junto a sus crías o ponerle bozal al
buey que trilla; en los Salmos se describe cómo Dios sustenta a todas las
criaturas; en Jonás se muestra que la misericordia divina alcanza incluso a los
animales de una ciudad pagana. Y en Romanos y Apocalipsis se reconoce que toda
la creación gime esperando redención. Desde el primer libro hasta el último, la
Biblia coloca a los animales dentro del marco de la compasión, la protección y
la responsabilidad moral.
En Cuba existen muchísimos creyentes
que toman estas enseñanzas como guía real de vida. Personas que muestran
compasión, que rescatan, que cuidan y que entienden que un ser vivo que sufre
exige una respuesta ética. Pero también existe la otra cara: cristianos que
limitan su círculo de compasión a la familia inmediata, o que lo restringen
solo a los seres humanos, y a veces ni siquiera a todos. Existen casos en los
que animales han sido maltratados o abandonados por personas que se consideran
devotas, pero que desconocen o ignoran los principios bíblicos sobre la
protección de toda criatura. Y esta contradicción es relevante, porque cuando
la fe se desconecta de la compasión concreta, deja de sostener la coherencia
ética que la propia Biblia exige.
Este análisis no busca acusar a nadie,
sino invitar a una reflexión honesta. Si las Escrituras reconocen el valor de
cada ser vivo y presentan a Dios como protector de toda la creación, entonces
cualquier práctica que promueva la indiferencia o la crueldad contradice
directamente ese mensaje. El cristianismo enseña que el cuidado nace de un
corazón justo, y que la compasión no se mide por el tamaño del destinatario,
sino por la capacidad de reconocer el sufrimiento y actuar frente a él. La
pregunta que muchas comunidades cristianas podrían hacerse en la Cuba actual es
sencilla y profunda: si la Biblia defiende el respeto a los animales, ¿por qué
todavía cuesta tanto que esa compasión se convierta en práctica cotidiana? La
coherencia entre fe y acción es el reto, y también la oportunidad.
Fuente: BAC-Habana (Bienestar Animal Cuba)
Nota a pie de página: Excelente.
Ahora, yo, como cristiano, también le tengo una pregunta al (buenísimo grupo
de) BAC-Habana y a todos los grupos animalistas, ¿las frases que utilizan en
este post, como "protección de toda criatura" y "valor
de cada ser vivo", aplican también para los niños antes de nacer, los
no nacidos, los abortados? ¿Podrían posicionarse al respecto desde un criterio
médico o ético? Gracias. Iván Daniel Calás
Navarro

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