Una intensa polémica se ha originado, donde
más que en Miami, a partir de la publicación conocida como: LIBRE. Se trata de
la publicación de un artículo del conocido intelectual y opositor cubano, Roberto
Luque Escalona. Sobre el contencioso hay una información completa en la página Cibercuba.
El articulo catalogado como inflamatorio
, racista y antisemita; no aparece disponible en la red. No nos sumamos a la controversia,
pero si consideramos que el artículo no es incendiario y el autor asume su
derecho a la libertad de expresión, solo que en estos tiempos decir algunas
verdades supone un ataque despiadado de los grupos intolerantes, y la prensa
acobardada. Aquí dejo el artículo.
Judíos americanos y judíos israelíes
Por Roberto Luque Escalona.
09 de septiembre de 2020.
Desde que el Emperador Adriano, contra el que se habían rebelado, los expulsó de lo que había sido su tierra durante un milenio, los judíos no habían encontrado un país donde no se les persiguiera o expulsara hasta que, como Cristóbal Colón, “descubrieron América”. Aquí han vivido en paz y prosperado desde la llegada de los primeros de ellos en el siglo XVIII. Llegaron a ser el grupo inmigrante más próspero… hasta ser desplazados de esa posición por los cubanos, que los superaron, pero sin despojarlos de nada.
“God bless America / Land that I love”, escribe Irving Berlín, judío de origen ruso. Nunca se le hubiera ocurrido bendecir a Rusia, pues allí los trataban a patadas. En América encontraron un refugio contra las persecuciones y las expulsiones. En América encontraron una Patria, la única que tuvieron hasta la creación del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, desde hace tiempo, los judíos americanos votan mayoritariamente, y hablo de mayoría absoluta, o sea, los dos tercios, por el cada vez más antiamericano Partido Demócrata, que, además, ha sido bastante tibio en su apoyo a Israel.
David Ben Gurión se vio obligado a plantarle cara
al Presidente Truman y decirle que “el destino de Israel se decide en
Jerusalén, no en Washington”. De entonces para acá no ha habido un
Presidente americano más solidario con Israel que Donald Trump, que desde
el traslado de nuestra embajada a Jerusalén hasta el reconocimiento
de la soberanía israelí sobre las Alturas de Golán ha hecho más por el Estado
judío que los doce mandatarios que le precedieron en la Casa Blanca, de Truman a Obama.
Pues ahora tenemos que
600 organizaciones judías que dicen agrupar al 50% de los judíos americanos han
emitido un comunicado de apoyo a los ladrones e incendiarios de Black Lives
Matter, enemigos acérrimos del mejor amigo que haya tenido Israel y tropa
de choque, junto con Antifa, de los que pretenden
destruir América. El infame comunicado llega, además, en medio de una ola de
antisemitismo promovida por los enemigos de Trump.
¿Qué clase de gente son
estos judíos? Siempre están hablando del Holocausto, pero ¿ya se olvidaron de
la Noche de los Cristales Rotos, cuando los
matones nazis arrasaron los comercios judíos en toda Alemania? Lo mismo hacen
los de BLM y Antifa, solo que los nazis no robaban; solamente destruían.
Si los judíos de Israel
fueran así, el Estado hebreo hubiera desaparecido hace mucho tiempo y su
población masacrada por los musulmanes. Pero aquellos judíos son distintos, y para mí, un cubano que vivió 32
años bajo el castrismo es muy fácil entender la diferencia. Entre los
culipandeantes judíos americanos y los bravos judíos israelíes hay las mismas
diferencias, quizás mayores, que las que distinguen a los cubanos exiliados de
los “hombres nuevos” creados por la tiranía castrista.
A mí, un producto de la
Cuba “de antes” que vivió varias décadas en la Cuba “de ahora”,
me resulta fácil comprender las diferencias entre los “hombres nuevos” y
nosotros. Los aserequevolás fueron sometidos desde su niñez a un proceso
de degradación del que, en general, sólo escaparon aquellos que tenían una
familia que pudiera contrarrestarlo y que se atreviera a hacerlo. Aunque hay
casos en que sólo una intrínseca calidad
humana parece ser la única explicación. Hay personas a los que no se les puede
degradar, aunque, por desgracia, no abundan.
En cuanto a los judíos
israelíes, estos no pueden darse el lujo de jugar a nada, que a los musulmanes
lo mismo les da un judío izquierdista que uno derechista. Los israelíes son
irreductibles y saben que solo así pueden sobrevivir.
En cambio, a los judíos
americanos que juegan al izquierdismo, a esos no los comprendo. Son tan
diferentes a los judíos israelíes como los cubanos lo somos de los hombres
nuevos castristas. Y no me gustan. No me
gustan nada.
Fuente: LIBRE
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