septiembre 21, 2020

“judíos americanos y judíos israelíes”. Articulo que ha servido la polémica en Miami.

 

Una intensa polémica se ha originado, donde más que en Miami, a partir de la publicación conocida como: LIBRE. Se trata de la publicación de un artículo del conocido intelectual y opositor cubano, Roberto Luque Escalona. Sobre el contencioso hay una información completa en la página Cibercuba. El articulo catalogado como  inflamatorio , racista y antisemita; no aparece disponible en la red. No nos sumamos a la controversia, pero si consideramos que el artículo no es incendiario y el autor asume su derecho a la libertad de expresión, solo que en estos tiempos decir algunas verdades supone un ataque despiadado de los grupos intolerantes, y la prensa acobardada. Aquí dejo el artículo.

Judíos americanos y judíos israelíes

Por Roberto Luque Escalona.

09 de septiembre de 2020.

Desde que el Emperador Adriano, contra el que se habían rebelado, los expulsó de lo que había sido su tierra durante un milenio, los judíos no habían encontrado un país donde no se les persiguiera o expulsara hasta que, como Cristóbal Colón, “descubrieron América”. Aquí han vivido en paz y prosperado desde la llegada de los primeros de ellos en el siglo XVIII. Llegaron a ser el grupo inmigrante más próspero… hasta ser desplazados de esa posición por los cubanos, que  los superaron, pero sin despojarlos de nada.

“God bless America / Land that I love”, escribe Irving Berlín, judío de origen ruso. Nunca se le hubiera ocurrido bendecir a Rusia, pues allí los trataban a patadas. En América encontraron un refugio contra las persecuciones y las expulsiones. En América encontraron una Patria, la única que tuvieron hasta la creación del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, desde hace tiempo, los judíos americanos votan mayoritariamente, y hablo de mayoría absoluta, o sea, los dos tercios, por el cada vez más antiamericano Partido Demócrata, que, además, ha sido bastante tibio en su apoyo a Israel.

David  Ben Gurión se vio obligado a plantarle cara al Presidente Truman y decirle que “el destino de Israel se decide en Jerusalén, no en Washington”. De entonces para acá no ha habido un Presidente americano más solidario con Israel que Donald Trump, que desde el  traslado de nuestra  embajada a Jerusalén hasta el reconocimiento de la soberanía israelí sobre las Alturas de Golán ha hecho más por el Estado judío que los doce mandatarios que le precedieron en la Casa  Blanca, de Truman a Obama.

Pues ahora tenemos que 600 organizaciones judías que dicen agrupar al 50% de los judíos americanos han emitido un comunicado de apoyo a los ladrones e incendiarios de Black Lives Matter, enemigos acérrimos del mejor amigo que haya tenido Israel y tropa de  choque, junto con Antifa, de los que pretenden destruir América. El infame comunicado llega, además, en medio de una ola de antisemitismo promovida por los enemigos de Trump.

¿Qué clase de gente son estos judíos? Siempre están hablando del Holocausto, pero ¿ya se olvidaron de la Noche de los Cristales Rotos, cuando los matones nazis arrasaron los comercios judíos en toda Alemania? Lo mismo hacen los de BLM y Antifa, solo que los nazis no robaban; solamente destruían.

Si los judíos de Israel fueran así, el Estado hebreo hubiera desaparecido hace mucho tiempo y su población masacrada por los musulmanes. Pero aquellos judíos son  distintos, y para mí, un cubano que vivió 32 años bajo el castrismo es muy fácil entender la diferencia. Entre los culipandeantes judíos americanos y los bravos judíos israelíes hay las mismas diferencias, quizás mayores, que las que distinguen a los cubanos exiliados de los “hombres nuevos” creados por la tiranía castrista.

A mí, un producto de la Cuba “de antes” que vivió varias décadas en la Cuba “de ahora”, me resulta fácil comprender las diferencias entre los “hombres nuevos” y nosotros. Los aserequevolás fueron sometidos desde su niñez a un proceso de degradación del que, en general, sólo escaparon aquellos que tenían una familia que pudiera contrarrestarlo y que se atreviera a hacerlo. Aunque hay casos en  que sólo una intrínseca calidad humana parece ser la única explicación. Hay personas a los que no se les puede degradar, aunque, por desgracia, no abundan.

En cuanto a los judíos israelíes, estos no pueden darse el lujo de jugar a nada, que a los musulmanes lo mismo les da un judío izquierdista que uno derechista. Los israelíes son irreductibles y saben que solo así pueden sobrevivir.

En cambio, a los judíos americanos que juegan al izquierdismo, a esos no los comprendo. Son tan diferentes a los judíos israelíes como los cubanos lo somos de los hombres nuevos  castristas. Y no me gustan. No me gustan nada.

Fuente: LIBRE

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