Por: Iliana Curra. *
El cinismo del llamado pastor Lucius Walker no tiene límites. Es el mismo que se rasga las vestiduras para aparentar una bondad que no tiene. El hombre que, gracias a una monumental propaganda, aparece como el Santa Claus que viaja a La Habana a llevarle juguetes al vejete de verde olivo.
Patético papel el que cada año realiza cuando viaja a una Cuba sometida por la bota de un viejo tirano que se ensaña cada vez más con ese pueblo, pero que recibe ofrendas de sus amigos ideológicos. ¡Pura fanfarria!
Y es que los comunistas son expertos en hacer propagandas políticas y aparentar estar siempre del lado de los oprimidos, cuando son ellos los que oprimen hasta la saciedad.
Los Pastores por la Paz, esos mismos que viajan cada año a Cuba violando leyes e imponiéndose como guapos de barrio, no son más que una partida de provocadores jugando a Robin Hood, pero con la diferencia de que el mismo pueblo cubano no les cree. Están convencidos que son unos farsantes que lo que más les gusta es robar cámaras para estar en el papel principal de novelas baratas.
Hablan de amor y misericordias como si realmente la sintieran por ese mismo pueblo subyugado. Pero es que a los perros les encanta que su amo les acaricie el lomo cuando cumplen sus tareas. Y a eso va el pastorcito a Cuba. Hay que verle su carita oscura sonriendo ante su padrino que, dentro de un mes cumplirá 80 años, y de ellos, 47 años y siete meses en el poder.
El pastorcito lleva una camiseta llena de slogans al estilo castrista, es parte del teatro y de una actitud sumisa que tiene que tomar para quedar bien con el dueño de la isla. Periodistas van y periodistas vienen. Fotos y cámaras para que quede bien plasmada su asquerosa figura en la prensa y así ganarse los puntos con el comunismo internacional.
Uno de sus lemas político-religioso dice: “Si hay una ley en contra de amar al prójimo, yo quiero romperla” Debería empezar por hacerlo allí mismo en La Habana, cuando tan cerca está de tanto desamor y tanta perfidia. Pudiera darse un saltico hasta el Combinado del Este y encontrarse con un Oscar Elías Biscet haciendo un ayuno para denunciar las atrocidades que se comenten contra los presos políticos. Ir a cualquiera de las cárceles donde tantos hombres y mujeres padecen en celdas inmundas la barbarie de ese régimen que tanto apoya. ¡Amor por el prójimo! Mejor debiera decir “amor por su comandante”, el vejete baboso.
Debiera darse una vuelta por las calles de La Habana o de cualquier pueblo para ver la mendicidad de gentes que viven en una llamada revolución socialista y ni siquiera tienen un desayuno decente. Donde la prostitución crece alarmantemente y la libertad es una palabra prohibida.
Y como dice este pastorcito pro castrista al extremo: “No hay país perfecto, pero el país más cerca de la perfección es Cuba”. Si al infierno le cambiaron el nombre, es posible que así sea. Es para eso que su institución lleva ese nombre de Pastores por la Paz…de los sepulcros.
* Iliana Curra. Ex- presa política y escritora cubana.
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