Por : Nilda C. Estévez.
Estamos
lejos y tenemos, al menos, la amplia mayoría. Nuestras necesidades están cubiertas, pero la situación de
esclavitud, la opresión, las carencias al grado extremo, la situación económica,
se hacen presentes. La indiferencia de
las naciones poderosas y organizaciones internacionales que deben denunciar y actuar, teniendo en
cuenta lo está pasando en Cuba; nos
duele y nos duele mucho.
No sabemos
cómo es el misterio que ocurre cuando el pueblo que sufre y eleva su clamor sincero hacia Dios; pero muchas
veces recibimos respuestas y creemos en un Dios real. Estoy segura de que, si
todo el pueblo de creyentes estuviera unido en Oración, veríamos los
resultados, pero no; estamos sumidos en
nuestros asuntos y nos cubre una densa neblina que nos ciega. Nos empleamos en discusiones estériles y discrepancias
estúpidas, que nos separan y no son fructíferas; estamos lejos de la unidad que
deseaba el propio Jesús para sus
seguidores. Moisés recibió y dialogó con el ángel de Dios, y Dios descendió
para actuar activamente con su pueblo.
Hoy, con
mi meditación con la Palabra de Dios, que se encuentra en Éxodo 3:1-10,
donde se trata del primer encuentro de Moisés con Dios en el Monte Horeb. En este lugar Moisés fue llamado para ser el líder de la salida de
Egipto y así, recibió las instrucciones
como el escogido para liberar de
la esclavitud a las que estaban siendo sometidos por los egipcios, el pueblo escogido,
Pienso que nosotros también deberíamos tener como
prioridad el clamar a Dios.
Dios le
dice: “HE VISTO LA AFLICCION DE MI PUEBLO”, que está en Egipto, “HE OIDO SU
CLAMOR”, a causa de sus exactores, “HE CONOCIDO DE SUS ANGUSTIAS”….y “HE
DESCENDIDO PARA LIBERARLOS”….
12/03/22
{Inspirado en mi meditación de hoy, en Éxodo 3:1-10}
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