Algunos
aseguran que , si hemos sobrevivido como especie es gracias a nuestro sentido
de grupo y cooperación. Estudios indican también que, esa colaboración vivenciada en nuestro
pasado evolutivo hace que, en cierto modo, sigamos sintiendo que renunciar a
algo por alguien tiene sentido y utilidad.
Sacrificarse por los demás es algo que en realidad hemos hecho siempre.
Sobre
el asunto de las huelgas de hambre y los ayunos , escribí en mi artículo : “Dieta
para ayunantes” sobre las jornadas en “Tamarindo 34” de las cuales fui
testigo en aquel año azaroso del 1999. No voy a volver sobre esto ni argumentar
trayéndolo al presente.
La
huelga de hambre y sed que hoy hace el científico cubano Ariel Ruiz Urquiola ,
en su quinto día, frente al frente al palacio Wilson, sede de la Oficina del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra, Suiza, es desde mi
punto de vista: peligrosa y preocupante .
Una
huelga de hambre y sed, no es un ayuno en sí que provoque un acto de penitencia; demanda y búsqueda de algún
derecho vulnerado. Es una sacrifico que envuelve a una persona frágil, íntegro
en su quehacer y empeñando en lo que él considera una entrega de necesaria colaboración frente a una
realidad que nos alcanza a todos. Este pues en un sacrifico que aflige al hombre
en su alma en prolongados días de ayuno total y sed …,
El
que no asuma el sacrificio de tal ayuno y sed no quiere decir que me desdiga.
El ser integro que descansa en su conciencia hoy delante del palacio Wilson ,
reclama una justicia que no llega. Si al menos no tengo la entereza de
solidarizarme , menos puedo decir cuando tantos no seamos capaces de sacrificarnos
y asumimos el pudor de callar – y no juzgar- antes los que se sacrifican.
Ahí
está sentado, callado; en acto sacrificial y humano.
Intercedamos
por él ante Dios, porque acto así, puede conducirlo a la muerte inevitable.
Eloy A González [julio 8, 2022]
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