He leído la
Carta de Mons. Ortega y Alamino, no
supuse mal sobre el estilo rococó de abordar el tema.
Es verídico lo que afirma sobre que no debe
confundirse a una deidad africana con la Virgen María de La Caridad. Pero que
ello ocurra es responsabilidad de los sacerdotes y obispos católicos que no
instruyen al pueblo sobre ese error.
Cuando las procesiones con una imagen de la Virgen de
la Caridad del Cobre, por toda Cuba, escribí que pudieron y debieron predicarle
a Cristo a la gente que se acercaba a adorar supersticiosamente a la imagen. No
lo hicieron, sino que voceaban, y era el primero su Excl. Rev. Arzobispo Cardenal Jaime Ortega: ''Miren a la Virgen, miren a nuestra madre.
La Virgen está contenta'' y otras sandeces opuestas a la doctrina de la
Iglesia católica sobre el culto no idolátrico a las imágenes; doctrina que enseñaba
yo a los niños, como catequista, cuando les decía: "Las imágenes no son un teléfono para hablar con Dios o los santos, son imaginación
de un artista y nos recuerda a esos santos, que no están en las imágenes, como
el busto de José Martí en la escuela, Martí no está en ese busto, pero lo
respetamos".
Las procesiones contribuyeron no a “llevar al pueblo a Cristo por María",
como decía su "slogan",
sino que esa agua fue al molino de la Santería y de la Iglesia Pentecostal.
Incluso, la imagen del santuario de El Cobre, que vestían de azul, hace algunos
años le cambiaron el vestido a amarillo, que es el color que los santeros
dedican a su diosa.
La propaganda estatal y el enajenación existente entre
el pueblo y los sacerdotes, encastillados en su mentalidad de casta y de trabajar
rutinariamente, hizo que la Iglesia perdiera el público que ganara en los años noventa,
cuando dio esperanzas al pueblo en medio de la crisis ideológica del régimen.
Ese público, desilusionado de la Iglesia, en gran medida por su concubinato con
la dictadura, acudió luego a la Santería, por el atractivo de sus soluciones
materialistas y mágicas y a la Iglesia Pentecostal. Además, la Santería depende
de la Iglesia católica, pues exige el bautismo para sus iniciaciones.
Otros aspectos de la carta desmerecen, como el
populista fraude histórico de "la
Virgen Mambisa''. No pueden sostener esa mentira y criticar a una artista
porque homologue a su diosa con María. Sería bueno si esta carta sirviera para
que los sacerdotes no fomenten la idolatría a las imágenes e instruyan a los
fieles. Pero...''cuando el Hijo del
Hombre regrese, ¿acaso encontrara Fe?'' Lucas. 18:8
…., opino que Su Excelencia, debería escribir
aclarando que se equivocó cuando, fingiendo ser un observador independiente,
neutral y usando el prestigio de la Iglesia (que así la desprestigian);
garantizo en el 2007 las ‘intenciones de
cambio, muy serias’ de Raúl Castro. Pedir perdón a Dios y al pueblo por
traicionarlos sirviendo de muñeco de ventrílocuo a los Castros y al canciller español
Moratinos, cuando el gobierno de Zapatero hacia malabarismos por venderle al mundo
que Castro cambiaba, derechito a una “solución
como la del tránsito en España y que no debían presionarlo”, supongo, que escribió
sobre algo cultural alambicado. Porque Su Excelencia nació fuera de época. No
es para la Cuba de la Iglesia perseguida primero y sumisa, ahora; y menos de la
época de los primeros cristianos. Necesita un Luis XV y una Madame de Pompadour
a cuyos pies derramar mieles con la cara empolvada. Dios tenga misericordia de él
y le dé por convertirse de su idolatría al dios-miedo, al Estado.
Jaime Leygonier.
*Periodista independiente cubano. Ha colaborado con la
agencia de prensa independiente Hablemos Press y sus notas aparecen en
distintos sitios de internet sobre temas cubano. E-mail:
jaimeleygonier@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario