Una iglesia en Holguín, Cuba, se enfrenta a la persecución, ya que sus
reiteradas peticiones por construir un edificio más grande para su
congregación, les ha sido negado. La Primera Iglesia Bautista Maranatha se
estableció hace 82 años. En 1992, durante una época donde las restricciones
religiosas disminuyeron, a la iglesia se le concedió el permiso para construir
un edificio en el centro de la ciudad.
Desde entonces, la iglesia ha atraído a cientos de cubanos a sus
servicios cada domingo, y ha plantado varias casas iglesias y misiones. La
congregación ha crecido demasiado y necesita un nuevo templo pero ha recibido
un rechazo oficial de las autoridades a principios de mayo.
Además, el gobierno cubano está aprovechando la propiedad de la
iglesia a la cual le ordena pagar el alquiler con el fin de permanecer en ese
espacio para realizar sus servicios de culto.
Amado Ramírez Oliveros, pastor de la Primera Iglesia Bautista
Maranatha, dijo que “esta medida, además de ser injusta y arbitraria, viola los
principios más esenciales de la libertad religiosa que la Constitución de
nuestra República que tanto defiende y promueve, por lo tanto no aceptamos esta
decisión”.
La experiencia de Maranatha parece ser parte de una tendencia más
amplia en el oriente de Cuba en lo que va del 2015. Misiones y organizaciones
reportan que más de 100 iglesias se enfrentan a acciones similares, como
amenazas de confiscación o destrucción de iglesias -tanto las que están
registradas y las no registradas.
No todos los conflictos de propiedad son tan claros como el de
Maranatha. Algunas iglesias que están más lejos, es decir, al oeste reportan
que no tienen ningún problema, pero la tendencia del gobierno va en contra del
presidente de EE.U.U. Barack Obama que volvió a establecer las relaciones
diplomáticas con Cuba para mejorar la vida de sus ciudadanos.
Maranatha, es una de las 550 iglesias de la Convención Bautista de
Cuba Oriental, y no se da por vencida fácilmente. Miembros de la Iglesia pasan
todos los sábados en oración, ahora están en 40 días de oración y ayuno por la
disputa de la propiedad. Oliveros hizo un llamado a los creyentes de todo el
mundo a unirse a ellos.
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