marzo 10, 2025

Un angustioso clamor

 

¡Siento que me hundo en el barro

y no tengo dónde apoyarme!

¡Me encuentro en aguas profundas,

luchando contra la corriente!

Salmo 69:2 [TLA]

“Este arte divino que nos enseña a mantenernos inseparablemente unidos a Dios, tiene también sus fundamentos y bases…

Estos cimientos se reducen a dos. En primer lugar, hay que saber buscar algo que llene nuestra mente y nos sirva para pensar en Dios; luego, encontrar el medio de fijar esta idea u objeto de meditación para mantenernos en ella constantemente”. Al insistir con la actitud adecuada, se abrirán las puertas de la contemplación. Igualmente, recomienda practicar el recuerdo constante de Dios mediante una fórmula modélica que toma de los Salmos. “Todo monje que tiene la mente fija en el recuerdo constante de Dios, debe habituarse a hacerlo constantemente, y con su ayuda, rechazar los demás pensamientos.” Este es un secreto de incalculable valor. Nos lo han transmitido los contados supervivientes de los Padres de la primera edad.

Si queréis que el pensamiento de Dios more sin cesar en vosotros, debéis proponer continuamente a vuestra mirada interior esta fórmula de devoción. «Deus in adjutorium deum intende, Domine ad adiuvandum me festina» Ven, oh Dios, en mi ayuda, apresúrate, Señor, a socorrerme (Salmo 69, 2)

Evagrio Póntico, el monje. Extraído de Nota 451 en la «Práctica de la meditación en Evagrio póntico»



No hay comentarios: