En el relato de la crucifixión hay tres personajes negativos que coinciden con los hechos de los Evangelios. No cabe el argumento de que estaban “en el lugar equivocado y en el momento equivocado”. Estos personajes son Barrabás y, según la mención en los evangelios apócrifos, Dimas el buen ladrón y Gestas el mal ladrón. El primero fue crucificado a la derecha de Jesús, mientras que el otro a la izquierda.
Cuando le fue propuesta la liberación de Jesucristo o de Barrabás a la
turba enardecida, optaron por aplicar el castigo más severo a Jesucristo. En su
obra “Jesús de Nazaret”, el papa Benedicto XVI explicaba que el bandido no era
ningún patán anónimo, sino un destacado combatiente de la resistencia en contra
del imperio Romano y "una figura mesiánica": "La elección entre
Jesús y Barrabás no es casual: dos figuras mesiánicas, dos formas de mesianismo
frente a frente. Ello resulta más evidente si consideramos que “Bar ‘Abbas”
significa hijo del padre: una denominación típicamente mesiánica".
Barrabás sería, por estos tiempos, un agitador político, violento y
cruel, que calificaría como un terrorista. Pero el hijo del Padre que está en
los cielos no lo era.
Barabbas,
1886-1894. James
Tissot (Nantes, France, 1836–1902, Chenecey - Buillon, France). Opaque watercolor over graphite on gray wove
paper, Image: 3 3/4 x 3 3/4 in. (9.5 x 9.5 cm). Brooklyn Museum.
Es decir, que al mismo Barrabás le era ineludible el término de bandido o lestés (en griego). Flavio Josefo aporta la solución. En La Guerra de los Judíos, cuenta que a mediados del siglo I la palabra lestés (que las Biblias traducen por “bandido”) había adquirido un nuevo significado. Dice Josefo: “Una nueva especie de bandidos surgió en Jerusalén: “los sicarios”. O sea que, al escribirse los Evangelios, el término lestés no se refería a cualquier bandido sino a los judíos sublevados contra Roma.
Según los Evangelios, Jesús fue condenado a muerte por subversivo
político (Mc 15,2), rebelde (Lc 23,2) y agitador social (Lc 23,5). Eso no
significa que lo fuera, pero sí que las autoridades romanas lo consideraron
como tal. El hecho de que sobre su cabeza pusieran un cartel con el motivo de
su condena: “El Rey de los judíos” (Mc 15,26), confirma que la causa de su
sentencia fue política y no religiosa.
La crucifixión era un castigo que los romanos aplicaban únicamente a los
rebeldes políticos, a los revolucionarios sociales, y a los subversivos.
Sabemos que, durante los años que Roma dominó Judea, solo fueron crucificados
sediciosos o simpatizantes de ellos. Jamás ningún ladrón. Probablemente,
Barrabas, junto a los “otros dos”, y Jesús, serían crucificados por la misma
causa. Jesús fue situado en el medio.
Solo que Barrabas fue exculpado y liberado a pedido del pueblo.
Queda por aclarar quienes fueron “los otros dos”.
Eloy A González [marzo 29, 2024]
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