Por: Eloy A González.
Encomienda
al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia
resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Salmo
37:5-6
En Cuba las calles
no son el espacio público habitual en una nación, nos repiten con la arrogancia
de los que detentan el poder y asumen el control de la sociedad que, “las
calles son de los revolucionarios”. Hay en esto una específica advertencia
que inquieta y genera una peligrosa preocupación.
Los que desgobiernan
en Cuba en contra de la voluntad popular, estar muy preocupados. Carentes de
credibilidad y despreciados por buena parte de la gente del común; están atemorizados
desde que se produjeron las manifestaciones del 11J. Esto dejó un saldo de
muertos, heridos, detenidos y desaparecidos; resultado de la calamitosa
realidad y el desprecio por el derecho que nos alcanza a todos los cubanos. El
11J nos provocó una impronta de dolor que no conseguimos describir, mostró el
rostro de un estado fallido y de un régimen agazapado en la represión y la
impiedad manifiesta.
Sorprendidos y partícipes
por igual, muchos cristianos se vieron clamando a un Dios que parecía olvidado;
pero que no esconde su rostro y asegura que contesta cuando, en un pedido que
desgarra la conciencia, le reclamábamos. Así
hicieron muchos. Porque de eso
se trataba, de elevar nuestras voces con
vehemencia; de los que compartimos una común Fe y nos duele Cuba como Patria
tan distante como presente. Cuando arreció la represión nos tocó llorar con
los que lloran, somos parte de esas lágrimas de sufrimiento y enojo; somos
parte de esa ira de nación que esperamos que, no se ponga el sol para
superarla.
Porque la justicia
ha sido despreciada en tribunales ilegítimos y jueces inicuos; la rectitud se
mantiene a distancia en buena parte de una población marcada por la desidia; la
sinceridad tropieza en un camino sembrado de indecorosa dedicación y dejación
de la honradez. La intolerancia, la crueldad y el menosprecio del semejante es
arrogante consagración de los que asumen un poder que nadie les ha dado.[1]
Reclaman las
calles, dan cuenta de los que nos pertenece; asaltan el alma nacional y
promueven los peores instintos y abyectas pasiones para fomentar el odio entre
los cubanos y preparar el terreno para la irracional represión, el bandidaje y
el crimen.
Advierto de la peligrosa
actitud contenciosa que veo venir en los próximos días. De esta realidad, de la
cual no está exenta el pueblo de creyentes en Cristo Jesús, que mira con conmiseración
y enojo como es despreciado el pueblo del cual son parte.
Lideres cristianos
en Cuba hacen
un llamado, en el Espíritu Santo, para tener a bien unir a la
iglesia de Cristo en un tiempo de clamor por la salvación, unidad y sanidad de
Cuba. Dios tiene un plan de salvación para nuestra tierra, y entendemos
que nos guía a ser un instrumento que anuncie este momento sin precedentes en
la historia de la iglesia cubana, aseguran.
He visto, en medio
del asombro y la Fe, a decenas de cubanos de distintas denominaciones, de
rodilla en las calles y aceras, orando, siendo de un mismo sentir. Muchos han
criticado que hagan dejación de sus templos y casas cultos para orar en las
calles. Argumenta aquello de que “cuando oren, no sean como los hipócritas,
porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de
las plazas para que la gente los vea…,” [2];
resulta por demás estas críticas algo suspicaces en medio de un pueblo que
clama a un Dios porque les restituya la confianza en que mejores tiempos vendrán.
Sé de muchos cristianos que, puestos los ojos en su Patria lastimada elevan sus
oraciones también en el silencio de su Padre que está en lo secreto. Por
lo demás, ¿por qué las calles no son también de los que confiesan una común Fe
en Cristo Jesús Señor y hacedor de Paz?.
Para los cubanos
distantes, nos toca también elevar nuestro clamor a Dios, ser solidarios con
los que andarán las calles; orar y ayunar como bien convenga. Cuando este
domingo nos demos cita en las iglesias tomemos un momento para pedir oración
por Cuba y los cubanos; compartamos un común e intenso sentir por nuestra
Patria distante y atribulada.
La sociedad civil,
el pueblo sin protagonismo ni insidiosa consagración; ha convocado a una
manifestación pacífica para el próximo 20 de noviembre[i].
Viene antecedida por una jornada de ayuno y oración que se ha pedido de manera insistente
al pueblo de creyentes con la esperanza de que nada ocurra a los que se manifiesten
de manera pacífica el próximo 20 de noviembre en las calles de las principales ciudades
de Cuba. Algunos han
pedido una jornada de oración y hacen un llamado a la reconciliación y el respeto a la dignidad
humana, en especial a cuidar la vida de los manifestantes. Estos los cristianos,
piden que se acerquen a los que piden justicia por que “Nuestro Señor
Jesucristo nos invita a vivir en consonancia con los signos de los tiempos y
caminar hacia la justicia”. Esto es lo que quieren, “que fluya el
derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable”.
Hay también muchas
personas, creyentes y no creyentes, que han cerrado sus puertas y han comenzado
a ayunar. Hay una consagración a la entrega por el prójimo y a ser parte de un empeño
que sin duda es agradable a Dios. No hay en ellos un mensaje que muestre proselitistas
intenciones e hipócritas consideraciones. Están en soledad y abandono
recordando a los que hoy están presos y perseguidos.” “Los que ayunan así brillarán como la luz de
la aurora, y sus heridas sanarán muy pronto. Delante de ellos irá la justicia y
detrás de ellos, la protección de Dios” Isaías 58
El régimen de terror
ha detenido a muchos supuestos organizadores, lo han atenazado con amenazas y
golpes para que trasmitan el mensaje de terror que quieren hacer llegar a
muchos. Como colofón para completar una amenaza de represión, cárcel y torturas
han llamado a un ejercicio militar que comprometerá a toda la nación y a todos
los estamentos militares y órganos represivos del país. El crimen esta siendo
concretado de antemano.
¿Marcharan los que
claman por justicia?, ¿Cuántos y donde optaran por la senda de los justos?. No
sabemos; hoy solo sabemos de odios, amenazas, soberbia y ceguera absurda de los
que tienen el poder y lo han pervertido.
Creo que, con independencia
de cómo y cuándo y de qué forma se producirán los acontecimientos que están por
venir; serán bienaventurados los que andarán las calles, porque la justicia les
antecederá y la protección de Dios les alcanzará.
Mas temprano que
tarde a los cubanos nos espera un amanecer, ese que se completa cuando el día
es perfecto. Cuando se haga justicia, “su
efecto será la paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para
siempre.” Isaías 32:17.
Preparémonos para
el día nuestro, un día como para reconocer que todos seremos parte de una celebración
de la cual hablaran las generaciones futuras. Seremos aquellos que aceptamos el
reto de levantar una nación y lo hicimos. De nosotros dirán: “vean aquellos
que han sabido ser reparadores eficaces de un país arruinado, observen con que entusiasmo
y honradez se empeñan en reconstruir su hogar nacional”. Dios, viéndonos,
no tendrá reparo alguno en asegúranos que será su alegría cuando
asumamos la gobernanza de una Patria[3]
que habíamos perdido y que esperamos compartir con todos y para en bien de
todos.
Pero…, por lo
pronto en los próximos días; las calles serán de los que van tras la justicia y
el amor.
octubre
8, 2021
[i] Cuando estoy
terminando este articulo aparece una información donde da cuenta que: El grupo
Archipiélago ha anunciado este viernes a las 3 pm en conferencia de prensa vía
Telegram que adelantará la fecha de la marcha programada para el día 20 de
noviembre dado a la resolución que firmó el presidente Díaz Canel donde declara
esa misma jornada como día de la defensa nacional. En pos de mantener la marcha
pacífica el grupo ha decidido que bajo ningún concepto será cancelada, por lo
que ha reajustado su fecha y entregado en La Habana la carta que así lo indica
a las autoridades cubanas. La nueva fecha es para el 15 de noviembre próximo
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