julio 17, 2019

Análisis del anteproyecto pro Ley de Cultos del Vicario de la Iglesia Católica Ortodoxa de Cuba.


Es muy peligroso jugar a “ciudadanos” y “Parlamento” en un  país en que no hay ciudadanos ni parlamento, sino tiranía y “súbditos” esclavizados.
Sopesen los peligros de provocar a esta dictadura tan amante de normarnos todo “a la brava”, a “regalarnos” una ley que norme los cultos y norme la libertad religiosa; y  si les parece, opónganse a esta aventura.
Por Jaime Leygonier.
La Habana, 16  de julio, 2019./ Recibí de su autor, vicario de la Iglesia Católica Ortodoxa de Cuba, Pr. Félix Ramos Castilla su “Anteproyecto para la Elaboración de una Ley cubana para la Libertad Religiosa, del Culto y para el Establecimiento de Entidades Religiosas. CONVOCATORIA CIUDADANA (Paso I de V)”.
Argumenté contra esa idea en: “¿Por qué una ley de cultos sería inútil y perjudicial en Cuba”, expongo ahora mi análisis sobre ese documento de convocatoria.
Su inicio: “Los firmantes declaran que, a nuestro juicio, la Constitución cubana de 2019:
a. Es apresurada, incompleta y torcida; siempre buscando favorecer a un sector de la población, incluso en detrimento de otros. - ¡Bravo!¡Muy bien dicho!- No obstante, b. Nuestra clara opinión acerca de la Constitución actual de la República no desconoce, el haber sido refrendada por una mayoría de los cubanos, su valor jurídico con carácter vinculante para todos los ciudadanos del País; por tanto, nosotros, no pensando sólo en nuestro bienestar sino en el de todos los cubanos, debemos acatarla hasta que podamos darnos una Asamblea Constituyente adecuada y por esto nuestro trabajo la toma como marco inicial de toda nuestra propuesta”.
Reconocimiento de la Constitución “torcida”, como que es “derecha” y jurídicamente “vinculante para todos”, por lo cual y por el bienestar de todos “debemos acatarla”, por  refrendada por una mayoría” de votantes.
Ahora quienes gritan “¡Bravo!” son los jerarcas, comisarios políticos y represores.
¡Vivimos en democracia y no lo sabíamos!; la nueva Constitución, aunque no nos agrade, fue democráticamente “legitimada por la voluntad de la mayoría”, sin coacción, sin irregularidades, le consta al Mons. Ramos Castilla y así lo testimonia, que hubo un conteo de votos verídico…(él afirma que “no desconoce”)
Muchos, si no todos los opositores, han trabajado desde hace años en exigirle a la Dictadura que cumpla sus propias constitución y leyes, aunque sean deficientes. Porque usamos la contradicción de la Dictadura, que, sin intención de cumplirlas, promulga leyes con fines propagandísticos, letra muerta que con nuestras peticiones le exigimos cumplir para obtener algo de ella o evidenciar su hipocresía.
Como hicieron el “Proyecto Varela”, las convocatorias del Dr. Darsi Ferret, a manifestar en el Parque de Víctor Hugo, y muchas otras iniciativas. Y apolíticamente, la logia masónica “Unión Latina”, en 1999 rescató la tradición, prohibida a los masones desde 1961, de ofrendar flores en el natalicio de José Martí, ante su estatua en el Parque Central.
Machacando a las autoridades con que puesto que era una asociación legalmente reconocida, no tenían que prohibirle lo que sin necesidad de autorización hacían todas las asociaciones y centros escolares y laborales de La Habana.
Pero para valernos de la Constitución no hace falta proclamar “nuestro” deber de “acatarla” por reconocerle legitimidad democrática, jurídica (y cristiana: puesto que lo declara un cabeza de iglesia como el deber “de todos”, predicándonos obedecer, por el bienestar “de todos”, artículos constitucionales contrarios a los Derechos Humanos, a la Ley de Dios y, por tanto, al “bienestar de todos”)-
Podemos pedir según la Constitución; mas es imposible reconocerla y acatarla, dado que contiene como “deber constitucional” la dictadura del Partido sobre los organismos y cargos pretendidamente electivos y sobre toda la Sociedad (la Iglesia es parte de la Sociedad).
El deber de todos de “defender la Revolución” por todos los medios, “con las armas” inclusive: validación constitucional del acoso, expulsión de empleo y agresiones a Damas de Blanco, opositores, disidentes y religiosos.
El deber de los padres, incluidos los cristianos, de educar a sus hijos en “los principios del socialismo”, que son anticristianos. Menudencias que aprobaron con sus firmas los fieles de unas diez iglesias evangélicas, que jugaron torpemente a “petición ciudadana” por fingir que hacían algo contra la legalización del “matrimonio homosexual”.
Después de estas falacias, el vicario Pr. Félix Ramos Castilla, bajo el título “¿Por qué?” enumera los artículos que sirven de base legal para presentar un proyecto de Ley al Estado. Toma el camino que abrió el “Proyecto Varela”.
Luego, el título   “¿Cómo?” explica aspectos de la creación de una “Comisión Consultiva Pro-Libertad Religiosa”, sus funciones de chequear la validez de las firmas y las modificaciones del anteproyecto, su entrega oficial, etc. Prevé que puede ocurrir lo mismo que con el “Proyecto Varela”; que el Gobierno lo boicotee aprobando a su conveniencia una contrapropuesta perjudicial a los creyentes:    En el caso de que con las prisas acostumbradas se promulgue, por parte del Gobierno, una Ley de Cultos que no tenga en cuenta los intereses de los creyentes cubanos, ni tenga a la LIBERTAD RELIGIOSA como paradigma, ni haya tenido como referencia al Anteproyecto propuesto en esta iniciativa, entonces, los promotores de esta iniciativa- a través del Comité- enmendarán la Ley emitida en el Parlamento y la presentarán en una audiencia ciudadana ante la ANPP-Asamblea Nacional del Poder Popular”.
¡Por supuesto que si obtuviera las 9,999 firmas para poder presentar su proyecto de ley, el Gobierno aprobará antes el suyo propio, la contrapropuesta de los “verdaderos representantes de los intereses de los creyentes y de la libertad religiosa”: la comparsa pro-dictadura del Consejo de Iglesias de Cuba y hasta de “iglesias serias”!
Es exactamente lo que está provocando esta petición de una Ley de Cultos. El mismo proponente lo reconoce, lo ve venir por la experiencia del “Proyecto Varela” y amenaza con… presentar ¡una enmienda! al inexistente “Parlamento” y a “una audiencia ciudadana de la decorativa Asamblea Nacional del Poder Popular”.
¿A que está jugando el proponente? Sabe que esos funcionarios ante los cuales discutirá conceptos tan subjetivos como “intereses de los creyentes”, “paradigma” y tan innegociables como “libertad” (afirman que “la revolución nos garantiza la libertad plena”) jamás fallarán a su favor.
La mujer amenaza al marido: “Si me pegas…me quejaré a ti mismo y te conmoverán mis lágrimas”.
¡Ya garantizó que le aprueben su Ley de cultos! ¡No dormirán de noche, temblarán de miedo los tiranos! (perdón, quise decir “los gobernantes legitimados por la voluntad de la mayoría y que debemos acatar por el bienestar de todos los cubanos”).
El mismo Gobierno no podía haber ideado mejor como aherrojar más a las iglesias que este “virus de computadora” para oprimirlas por petición de ellas mismas. ¿O es que no importa el daño, sino que vale la pena; porque el proponente no espera conseguir ley alguna, sino afamarse como el “Payá Sardiñas” eclesiástico?
En un artículo, usa como símil las películas del Oeste para afirmar que el sacerdote no puede ser el justiciero que desenfunda rápido la pistola, ¡pase!; pero, ¡Monseñor!, tampoco como el funerario que se frota las manos.
Si este es el “I paso” (dio un “mal paso”) no voy a seguirlo hasta “el V” que ofrece. Con lo argumentado en “¿Por qué una ley de cultos seria...?” (argumentos a los que Ramos Castilla no opone sus argumentos) más este análisis,  creo innecesario retomar más el tema.
Invito a los lectores a que lean el anteproyecto para que noten su vacío de razonamientos y su pomposa altisonancia, visible hasta en “el tren” de mayúsculas del título: falta ortográfica muy usada por los rotulistas.
Sopesen los peligros de provocar a esta dictadura tan amante de normarnos todo “a la brava”, a “regalarnos” una ley que norme los cultos y norme la libertad religiosa; y, si les parece, opónganse a esta aventura escribiendo a sus hermanos y pastores de Cuba, del exilio y al inventor de esta “Caja de Pandora legalista”.
Iglesias y fieles no necesitan leyes específicas para tener derechos, sino el Estado de Derecho: que existan y funcionen leyes justas comunes para todos. En Cuba las iglesias prosperaron sin Ley de Cultos; su regulación empezó en 1959 con el totalitarismo y como controlarlo todo es la esencia del totalitarismo, no cesará por recolección de firmas.
Es muy peligroso jugar a “ciudadanos” y “Parlamento” en país en que no hay ciudadanos ni parlamento, sino tiranía y “súbditos” esclavizados. 
Este “ponerle el cascabel al gato”, es más un imaginar en las nubes un cascabel que el mismísimo gato tendría que fabricarse y ponerse voluntariamente; de materializarse (en los concordatos y acuerdos entre el Estado y cada iglesia, según quiere el proponente) es el gato quien atará cascabeles a cada ratón.

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