julio 29, 2023

LA PRIMERA “TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN”

 Con Lenin se llamó «Iglesia viva», pero obedecía al mismo principio: la defensa del comunismo contra la Iglesia «vieja» o «burguesa». Fue un juguete en manos de la Cheka y la GPU, cuyo jefe del departamento dedicado a la Iglesia, Tuchkov, informaba así al Politburó sobre su táctica:

Se ha formado un grupo de la llamada «Iglesia viva», compuesto principalmente por miembros del «clero blanco» (sacerdotes casados); el «clero negro» comprende a los monjes (necesariamente célibes), lo que nos da la oportunidad de suscitar una querella entre los curas y los obispos, soldados contra generales, pues existen hostilidades entre los blancos y los negros. Tenemos que eliminar a los «tijones» del patriarcado y las parroquias. Los cambiaremos por grupos de «renovadores». A juzgar por la homilía pronunciada por el cura Krasnitski en la Iglesia de Cristo Salvador, al grupo se han unido doce laicos.



Nada que, tras el Concilio Vaticano II y la deriva teológica marxista, especialmente en los jesuitas, pueda sorprender a los católicos. España, sobre todo el País Vasco, ha sido cantera y escaparate de la identificación del clero con el comunismo en general y el terrorismo separatista en particular, ante la abulia o la impotencia del Vaticano, que pese a Wojtyla —gran conocedor de la teología española— y Ratzinger ha tropezado con la abierta complicidad de los obispos vascos y catalanes con el separatismo. El indescriptible papa Francisco, tras simpatizar públicamente con las fatwas islamistas y abolir las diferencias entre curas comunistas y curas, asiste mudo o complaciente a la deriva xenófoba del cesaropapismo nacionalista catalán. En las zonas nacionalistas, el catolicismo español está prácticamente extinguido. Y la «Teología de la Liberación», que no tenía nada de lo primero y aproximadamente lo mismo que el Gulag de lo segundo, nos ha ofrecido espectáculos como los de los clérigos ministros de Nicaragua y los curas guerrilleros de El Salvador, que celebraban misa con pistolas asomando bajo la casulla. No es raro que sus parroquias hayan acabado repartidas entre las maras y los severos predicadores evangélicos.

Losantos, Federico Jiménez . Memoria del comunismo (Historia) (Spanish Edition) (pp. 354-355). La Esfera. Kindle Edition.

Comentario a pie de nota :

No era nada nuevo lo que comenzó ocurriendo en la Iglesia en Cuba [ me refiero a aquellos que comparten una común Fe en Jesucristo]; tan temprano como en la Cuba de los sesenta. Entonces no nos faltaron especulaciones sobre los “tijones” [iglesia arrimada al patriarcado y la estructura parroquial] conservadores en sí, fundamentalistas por definición. Del otro lado, del lado de los que triunfaron; esto es el M-26-7 convertido en PURSC [Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba] que después sería el PCC [Partido Comunista de Cuba]; estarían los que se alinearon casi de inmediato con los comunistas de nuevo cuño. Los equivalentes cubanos de los “renovadores” serían los católicos de “Con la Cruz y con la Patria” , los “ecuménicos” [Consejo Ecuménico de Cuba] y una amplia variedad que se denominaban como “ modernistas” en alternancia con los “fundamentalistas”; suma apremiante claro está de laicos, muchos laicos infiltrados o no . Yo estaba entre estos laicos.

Como en Cuba nos había llegado la “liberación” y así fue como el 1959 se denominó el “Año de la Liberación” no tenía sentido comenzar a hablar de la “Teología de la Liberación” que era receta nueva para los pueblos de Latinoamérica no liberados. Es así como un afiebrado teólogo cubano , instruye la “Teología de la Revolución” que no fue muy acepada por la jefatura comunista. Porque…, “de teología nada” cuando se cuenta con tan sólida ideología como es el Marxismo Leninismo.

Dije que yo estaba entre los laicos, pero no como apapipio , sino formando parte de esa dedicación a lo nuevo y a lo erróneo. [ El Editor del Blog]

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