Por: Ernesto Aquino Montes.*
Pocas veces la imbecilidad ha sido
puesta al servicio de la humillación con tanta inmoralidad y desfachatez, con
la intención de agradar a la soberbia. Debo admitir que me resultará difícil
superar el asco doloroso que me produce la cobardía y el servilismo del señor Raúl
Suárez Ramos ( foto abajo a la derecha) , y evitar los calificativos degradantes que tanto dañan la
elegancia y el buen gusto.
Pero voy a asumir la responsabilidad
ante mis escrúpulos, para no estimular otras disciplinas del enojo: El mayor
peligro de la ira es su capacidad para transformarnos en la misma “cosa” que
pretendemos combatir. Para describir la naturaleza estúpida y la asombrosa
idiotez de tanta anemia intelectual concentrada en un solo hombre, no será
necesario un gran esfuerzo; en definitiva, no se trata de convencerlo a él, lo
cual significaría un atentado al sentido común.
Cuando pensamos en el poderío
aplastante de la Roma imponente de las Césares, y recordamos la figura –casi
solitaria- de aquel humilde nazareno nombrado JESÚS, predicando su doctrina del AMOR y el PERDÓN, y
muriendo en la cruz implorando misericordia para sus propios verdugos, todos
los hombres que repudiamos la mentira y el abuso coincidimos en calificar de
despreciable el apoyo “incondicional”
de un grupo de autodenominados “religiosos
cristianos”, a la causa licenciosa del socialismo: ¡Tan desacreditado,
antinatural, y sobre todo, ANTIRRELIGIOSO!
Bastaría una breve mirada a la herencia que nos legaron Marx, Engels y Lenin:
Óvulo y cromosoma de todos los engendros socialistas que han asolado a la
humanidad.
Escuchemos como se expresaron
aquellos padres de la doctrina letal, sobre la religión:
Carlos Mark: “La miseria religiosa
es en parte miseria verdadera y en parte protesta contra la miseria verdadera.
La religión es el signo de la criatura vejada, del espíritu inhumano, la
inspiradora de condiciones poco espirituales; es el opio de los pueblos”.
Federico Engels: “Cuando limpiemos
el camino de lo “sobrenatural y lo sobrehumano” nos habremos desembarazado
plenamente del engaño. La tergiversación de lo natural y de lo humano como
sobrenatural y sobrehumano, es la base de todos los embustes y mendacidades;
por esta razón debemos declarar la guerra a la religión y a las ideas
religiosas de una vez para siempre, y no debe importarnos el que seamos
llamados ateos o cualquier cosa por el estilo”.
Vladimir I. Lenin: “La religión es
una especie de quinta esencia espiritual barata que hace que los esclavos del
capital encaucen su miseria y sus aspiraciones hacia una vida más soportable”.
A menos que alguien padeciera una profunda depresión existencial, o estuviera
bajo los efectos de una poderosa dosis cocaína u otro de sus similares, ninguna
persona medianamente responsable de sus actos, y que posea un mínimo de
autoestima, se atrevería a defender la causa del socialismo desde los nobles
principios del evangelio de Jesucristo.
(Hay formas de prostituirse menos
vergonzosas). En el año 1962, Fidel Castro, haciendo uso de su extraordinario
virtuosismo para estafar la confianza y la lealtad de cualquier grupo humano,
proclamó el “carácter socialista” de la “revolución cubana”.
*En autor es un colaborador de la Agencia Hablemos Press. Radica en Ciudad de
la Habana y sus trabajos pueden leerse en CIHPRESS.
Fuente: Hablemos
Press
No hay comentarios:
Publicar un comentario