Por: Yoaxis Marcheco Suárez.*
Hace algunos años las autoridades de la ciudad hicieron un llamado de urgencia a las iglesias, solicitando la colaboración de estas en la lucha contra la delincuencia, la corrupción y el vicio, males que golpean fuertemente sobre todo a la población de menos edad. Aunque esta iglesia responde por su enfoque a este llamado no ha recibido hasta el momento el apoyo del gobierno local, ni nacional. Incesantemente han solicitado a estas entidades un espacio para erigir el templo, la respuesta a sus solicitudes ha sido una constante negativa.
Como techo el cielo despejado y un sol casi calcinante, como paredes los muros del Malecón habanero, los viejos edificios de la antigua Habana, el Morro y las turbias aguas de la Bahía, un paisaje que aunque desgastado, aun luce hermoso. Todo esto forma el templo de la iglesia Alcance Victoria, que más que un nombre, es una invitación a aceptar al Cristo que redime, que libera de toda carga de pecado y de angustia.
Organizada hace unos diez años atrás y con una membrecía de más de un centenar de personas, Alcance Victoria dirige su trabajo evangelístico a la población joven habanera, sacando del desperdicio social a muchos tesoros que la corrupta sociedad cubana actual ha envuelto en lodo. Muchos transforman su vida gracias al empeño de estos hermanos que llevan la luz de la Palabra de Dios a los sitios más oscuros de la triste y lúgubre capital de los cubanos.
El empeño amoroso tanto del pastor Abel Pérez Hernández, miembro del Departamento Ministerial de la Convención Bautista de Cuba Occidental y de los ya alcanzados que forman el cuerpo de esta creciente iglesia, va a proseguir. Ellos están decididos a ocupar el espacio que los gobernantes humanos quieren negarles. Si no hay paredes, la ciudad y sus muros seguirán sirviendo de tales, el cielo seguirá siendo su techo, ya sea que esté despejado o lluvioso y el Morro será testigo de la hermosa alabanza de los hijos de Dios.
Yo sugiero a la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos que no demore más esta simple gestión de designar un local para la edificación de este templo, hay muchos sitios en La Habana al borde del desplome, estos hermanos tienen los recursos tanto materiales como humanos para construir y así de paso mejorar la estética urbana tan deplorable en gran parte de la ciudad y que el gobierno no puede asumir. ¿Acaso no hay libertad de culto y creencia en Cuba?
Por último sugiero a la directiva de nuestra Convención participar y apoyar a esta iglesia que trabaja para ganar almas para el Reino de Dios, que solicite sin descanso a las autoridades lo que ellos están demandando, nada más justo, ni con más derecho. Me conmovió ver a tantos niños pequeños bajo el sol y el calor sofocantes. Como hermanos de ellos, creyentes en el mismo Dios debemos mostrar nuestra solidaridad. Alcance Victoria necesita y merece tener su templo, aunque esto no sea ni vaya a ser impedimento para que continúen rescatando tesoros de la oscuridad.
*Profesora en el Seminario Teológico Bautista Luis Manuel González Peña .Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de la Habana y Master en Teología por el Seminario Evangélico Los Pinos Nuevos y por la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET, hoy Laurel University).Apoya el trabajo profético de su esposo el pastor Mario Félix Lleonart y ha publicado en diversos sitios digitales tales como Conexión Cubana y Religión en Revolución.
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