La saeta es uno de los poemas más emblemáticos de Antonio Machado, y es considerado por muchos como una obra maestra de la poesía española. En este poema, Machado utiliza una serie de metáforas y símbolos para explorar temas como la religión, la muerte y la esperanza.
El poema comienza con una descripción de la saeta, una
canción religiosa tradicional que se canta durante la Semana Santa en España.
Machado utiliza la saeta como una metáfora para la vida humana, que es breve y
efímera como una canción. A medida que el poema avanza, Machado explora la idea
de la muerte y la esperanza de la vida después de la muerte.
En la segunda estrofa, Machado describe la figura de
Cristo en la cruz, y utiliza la imagen de la cruz como un símbolo de la muerte
y el sufrimiento. Sin embargo, también sugiere que la cruz es un símbolo de
esperanza y redención, ya que Cristo murió por los pecados de la humanidad.
En la tercera estrofa, Machado utiliza la imagen de la
luz para simbolizar la esperanza y la vida después de la muerte. La luz es un
símbolo común en la poesía religiosa, y Machado lo utiliza aquí para sugerir
que la muerte no es el final, sino el comienzo de una nueva vida.
En resumen, La saeta es un poema profundamente
simbólico y metafórico que explora temas universales como la vida, la muerte y
la esperanza. Machado utiliza una serie de imágenes y símbolos para crear una
obra poética que es tanto conmovedora como inspiradora. [Mundo Literario]
Los mejores versos están al final del poema: ¡Oh,
no eres tú mi cantar! /¡No puedo cantar, ni quiero/a ese Jesús del madero, /sino
al que anduvo en el mar!
Esta, como otras dos marchas que se interpretan en España,
me han impactado por el mensaje poético musical que trasmiten; y que se interpretan
en la Semana Santa.
Aquí les dejo el texto completo del poema de Antonio
Machado, “La saeta”
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
si no al que anduvo en el mar!
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