marzo 30, 2024

DE LA CRUZ A NUESTROS CORAZONES.

 Oración de Domingo de Resurrección.

Señor, acercándonos a la Cruz, enséñanos ese sentimiento tan profundo de abandono y obediencia al Padre. Acércanos a ese momento para vivir en santa plenitud con el Espíritu. Para vivir en los mejores momentos, en lo posible,  alcanzados por la Santidad.

Que tu sacrificio en la Cruz nos muestre el camino correcto para vivir en humildad, obediencia y oración agradecida dirigida a Ti. Para entender, no solo en estos días, cuando tanto recordamos tu sacrificio en la Cruz por amor a nosotros. Recordándonos que, el mirar a la cruz es mirarte a ti en el diario vivir. Apartándonos de la impiedad, la infelicidad, las carencias de amor y el vacío que hay en nuestros corazones. Permite que Tu ofrenda de vida en la Cruz, nos acerque día tras día a reconciliarnos con Dios y con nuestros semejantes.

Venciendo en la Cruz, Jesús amado, tomaste de nosotros nuestras debilidades y temores; y no descansas en esto.

Cuando te levantaste al tercer día, lo hiciste por todos nosotros. Un solo acto engrandeció la vida de tantos hasta el presente. Tú nos mostraste que, venciendo a la muerte, te hiciste el señor de la Vida, de nuestras vidas. Todavía algo tan preciado no agradecemos lo suficiente y por eso  pedimos tu perdón.


En esta celebración de tu sacrificio que se hace memoria en cada uno de nosotros, te pedimos que perdones nuestras faltas y pecados, que son muchos y nos angustian. Te pedimos que nos acerques al Espíritu Santo, pidiéndole al Padre que mire con bondadosa mirada a tus hijos que claman por su ayuda y esperan fielmente cumplir sus mandatos.

Haznos  recibidores de tu Gracia para que podamos alcanzar a otros en resueltos hechos de amor, benignidad, valor y pasión, como para acercarnos a las lágrimas de los otros, a los sufrimientos de muchos, y a las heridas de tantos. Haznos compartir nuestros corazones contritos en permanentes actos de bondad, mansedumbre y domino propio como para que todo se restituya en acciones para los más menesterosos.

Señor victorioso de la muerte. Ten piedad de nosotros que ante ti no somos capaces de verte en los eventos y las circunstancias que nos alcanzan todos los días. Haznos comprender que, nuestra relación con Dios es un  regalo de vida; que nos deleitamos a diario en  la belleza de la  creación y que nos enriquecemos con el don del perdón. En lo posible, permite que aquellos que te buscan en los oscuros caminos de la soledad y la impiedad, encuentren nuestro rostro amable, esperanzador y vivida Fe.

Gracias, Señor, ¡por este sacrificio!  Ahora te pido acompañes a todos y cada uno de los aquí presente, hazte presente en las familias que aquí se congregan, estate cerca de esta Iglesia y prospérala. Gracias, porque Tú eres la causa de nuestra necesaria sabiduría; nuestro amor servicial puede ser escaso, pero es generoso. Gracias, Señor, porque en medio de la torpeza, los obstáculos del camino y el acecho de la  malignidad; nos enseñas  a no inquietarnos y oyes nuestras oraciones en la soledad de la noche y el fértil insomnio.  

Gracias, Señor, porque eres fiel a tus promesas, y te mantienes siempre de nuestro lado. Gracias porque, desde que fuiste enviado por el Padre y sacrificado en la Cruz por nosotros; nunca ha disminuido tu cercanía, con amor y misericordiosa presencia, para con nosotros, tus hijos y aun para los que no te conocen. ¡Que tu  presencia y pronta compasión nos lleve a caminar desde la Fe, en plena confianza en tu amor eterno y tu fidelidad plena!

¡No permitas que nos visite el mal y no permitas que Tu amor se nos haga distante! Camina con nosotros en el día a día y renueva nuestra Fe y nuestra confianza en Ti.

Desde el acto sacrificial de la Cruz, levantándote de entre los muertos y ascendiendo a la presencia del Padre, te pedimos que tu abrazo redentor nos alcance ahora y siempre hasta el final de los tiempos; entonces todos compartiremos el  anhelo de estar en tu presencia.

Danos tu Paz, cuando caminemos hoy  a nuestros hogares.

 En el nombre del que es por sobre todas las cosas: el victorioso sobre la muerte, hemos orado.

Amén.

Eloy A González [Domingo de Resurrección del Año 2024].

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