septiembre 09, 2022

El Código sí suena.

 

Por: Lissette Olivares Suárez.*

Este es el nombre de una página en Facebook creada para exaltar los beneficios que dicen tiene la propuesta de Código de las familias en nuestro país.  Coincido con la frase porque ciertamente es un tema del que se habla ampliamente en estos días. Sí, el Código suena.

Pero en lo que no coincido es en el tipo de sonido que hace. Para los que lo exaltan, ponderan, y si pudieran impondrían, suena a aplausos por los logros. “Seremos un país inclusivo, adaptado a los tiempos que corren”, nos dicen. Pero basta con mirar la historia para darnos cuenta de que este sonido es temporal y que la algarabía que antecede al momento de la decisión en urnas puede cambiar una vez se conozcan los resultados.


No dudo que, si el resultado fuera positivo, por un tiempo aumenten la algarabía y los discursos victoriosos; pero me pregunto ¿qué pasará cuando las realidades aprobadas se hagan patentes? ¿Qué pasará cuando nazcan menos niños de los que nacen hoy en este país, donde la natalidad es extremadamente baja? Y si se aprueba sucederá, porque el aborto será algo que se reiterará una vez más, amparados en lo que se considera como el “derecho de la mujer sobre su cuerpo” (¿la criatura en el vientre no tiene ninguno?). ¿Qué pasará cuando haya menos matrimonios entre un hombre y una mujer?

No hay que ser científico para saberlo. Un pequeño de siete años de la Escuela Dominical, a mi pregunta de por qué creen que Dios hizo hombres y mujeres, me dijo muy seguro: “para que nazcan niños”. Si siguen los abortos y los matrimonios son entre personas del mismo sexo, se necesitarán los vientres solidarios (negocio muy lucrativo en otros países…) para tener los propios, o la adopción, ¿de los hijos de quién si nacen menos niños cada vez?

¿Qué pasará en un país de donde la juventud emigra en masas, que envejece aceleradamente y donde la familia va a ser la máxima responsable de sus ancianos (principio bíblico que no habría que legislar si se obedeciera)? ¿Qué pasará cuando los padres experimenten que “el bien mayor de sus hijos” va a ser cualquier cosa que estos o personas ajenas crean que es y ellos no podrán decidir sobre sus pequeños o adolescentes? ¿Qué pasará entonces? ¿Cuál será el sonido que se escuchará? Basta mirar los países que ya han aprobado todas estas cosas y veremos a dónde nos llevará la aprobación de este Código tan sonoro. De aprobarse nos arrastrará a una total decadencia social y moral de consecuencias incalculables.

Hoy el Código suena, para muchos, a beneficios. Si se aprueba, a las generaciones que nos sucederán, les va a sonar al arrastrar de palas de los enterradores de lo que fue un país que temió a Dios y hoy se aleja cada vez más aceleradamente de Él. La historia demuestra que a nadie que se aleja de Dios le va bien.

Tú y yo somos responsables de hacer valer nuestro derecho al voto. La decisión de cómo votar sin dudas es individual (al menos así debería ser, a pesar de la furibunda campaña por el Sí). Sin importar si tienes fe en Dios y esto es tu norma de vida, o si no la tienes, sabe que lo que decidamos sonará para el futuro de todos.  De ti y de mi depende si realmente serán sonidos de victoria a favor de lo que Dios prescribió, y que es ampliamente probado que funciona, o serán lamentos fúnebres ante lo ya inevitable.

Hagamos sonar el Código yendo a votar y conscientes de que lo que decidamos nos afectará a todos en el presente y en el futuro. Seamos responsables de provocar un sonido que valga la pena, porque permanezca para bendecir a Cuba en el presente y en el porvenir.

Fuente: Facebook

* Estudió Licenciatura en Teología en FLET. Trabaja en Iglesia Evangélica Misionera en Palatino, Cerro. La Habana

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