Por Sor Nadieska Almeida. *
¡BASTA YA!
No es más que una súplica ardiente que quiere calmar a mi inquieto corazón. Y
es que llevo muchos días preguntándome: ¿Cómo vamos a seguir permitiendo el
reinado de la violencia entre nosotros?
Desde la
propuesta de la marcha pacífica, planificada con antelación y respeto, también
con una invitación clara a la libertad de expresión, derecho de cualquier
ciudadano en cualquier lugar del mundo, desde esa respetuosa propuesta, hemos
sido testigos de respuestas totalmente contrarias, incluso arbitrarias: actos
de repudio, llamadas telefónicas amenazantes, golpizas propiciadas por agentes
de la policía, quienes supuestamente están para acompañar y proteger a todo el
pueblo, citaciones para advertencias, detenciones de jóvenes, difamaciones en
medios oficiales… y así, podemos seguir nombrando, según vamos VIENDO Y
ESCUCHANDO…
Retomo la
pregunta, y las tantas preguntas que siguen rondando mi corazón:
¿Es ese el
modo de pensar como país?
¿Es eso lo
que queremos que aprendan las generaciones que se están formando?
¿Es esa la
manera de recuperar a nuestra patria?
¿Es tan
difícil permitir una marcha que es legítima en sí misma?
¿Acaso no
será más fácil dejar que cada uno exprese su sentir? ¿Cómo es posible que
mientras unos ofrecen caminar vestidos de blanco con una rosa en la mano,
recordando el poema de nuestro querido José Martí, a otros los preparen con
fusiles, bates y consignas de muerte? Esto solo nos conduciría al
enfrentamiento entre cubanos, entre hermanos.
¿Acaso los
que piensan de un modo diferente, los que disienten, son menos patriotas?
¿En
realidad tenemos los mismos derechos y deberes, aunque pensemos diferente?
Sólo me
quema internamente una súplica:
BASTA YA…
detengamos la violencia, esa de la que muchos están siendo víctimas. Estamos a
tiempo de buscar la paz, la estabilidad social partiendo del respeto, de la
tolerancia, de escuchar a todos, porque todos contamos.
BASTA YA…
de dejar que este pueblo siga sumergiéndose en la pobreza y de hacer caer la
responsabilidad en quienes no la tienen. Seamos conscientes de nuestras
responsabilidades como ciudadanos y apuntemos TODOS hacía un futuro mejor. Si
esto no es posible, si nuestros gobernantes no nos pueden ofrecer respuestas a
tantas interrogantes, entonces, ¿hacia dónde seguirán mirando nuestros
jóvenes?, ¿cuál será nuestro sueño para este suelo que nos vio nacer?
BASTA YA…
de hacernos creer que en nuestro país todo está bien.
BASTA YA…
de dar una imagen de la realidad que no es verdadera.
BASTA YA…
de ignorar los gritos de las madres que tienen a sus hijos presos con largas
condenas por decir con valentía: esto no es lo que yo quiero.
BASTA YA…
de gritos ahogados, de enfermos sin medicamentos, de silencios generados por
desconfianza entre vecinos.
BASTA YA…
de tanto despliegue policial en todos los lugares. No nos sentimos cuidados,
nos sentimos vigilados.
BASTA YA…
Porque tú y yo, por el simple hecho de pensar diferente, no somos enemigos. Y
hasta que no aprendamos el hermoso arte de acoger la diferencia como una
riqueza, hasta que todos no la aprendamos, nuestra Cuba seguirá siendo un lugar
de partida y no de llegadas, seguirá siendo un cómodo lugar para el turista y
un castigo para casi todo el que vive en ella.
BASTA YA… PORQUE AÚN ESTAMOS A TIEMPO DE BUSCAR JUNTAS Y JUNTOS LA CUBA
QUE QUEREMOS, CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS.
Le pido a
Dios con todo mi corazón que derrame su bendición sobre todo nuestro pueblo, y
nos regale poder VER el anhelado sueño de unidad y libertad que está allí en el
corazón de cada cubano.
*Sor
Nadieska Almeida. HC. Iglesia Cuba.
Foto de la autora del articulo.
10/11/2021
Fuente: ZoePost
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