MANIFIESTO
1Co_7:21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé
cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
En estos días he leído varias publicaciones de
hermanos en la fe. Unos conocidos y otros no. He tenido el gusto y también el
disgusto de leer varios pronunciamientos oficiales de diferentes concilios
(hablando en nombre de todos sus feligreses, aún sin saber exactamente lo que
la mayoría ellos piensan), sobre el estallido social que ocurrió el 11 de
julio, en casi todas las provincias del país. Un estallido social que dejó en
evidencia varias cosas. Mostró, que los cubanos, independientemente de nuestras
creencias religiosas, nivel educacional y cultural, estamos cansados de vivir
en un país donde nuestros derechos más elementales son violados todo el tiempo.
Donde existe una dictadura militar por más de 60 años, que controla, encarcela
y aniquila, según su conveniencia, a todos aquellos que eligen pensar de manera
diferente y actuar según la libertad de sus conciencias. La Iglesia ha sido blanco permanente en esta
batalla ideológica. Aunque no siempre ha existido una persecución frontal y
encarnizada contra los cristianos en Cuba, sabemos, y la historia no nos dejará
mentir, que el régimen comunista cubano encarceló, torturó y fusiló a muchos
creyentes en el pasado. Esta es una verdad que no podemos ocultar, aun con el
paso del tiempo.
Yo he sido miembro activo del cristianismo
institucional casi toda mi vida. Y desde que me convertí, en el año 97, hasta
la fecha, he podido conocer de cerca la postura que los pastores, líderes y
cristianos en general tienen respecto al gobierno cubano y su ideología
política. Aprendí que el comunismo y el cristianismo son enemigos
irreconciliables. Ambos persiguen ideales que pudieran parecer similares en
algunos aspectos, pero que parten de fundamentos completamente opuestos entre
sí. Es por eso por lo que me sigue sorprendiendo la tranquilidad y la pasividad
que la iglesia en Cuba ha mantenido, en este contexto inmediato en que nos
encontramos ahora. Así como también he tenido el orgullo de ver a muchos
cristianos y pastores al lado de su pueblo, marchando, de manera pacífica, por
las calles del país y dando la cara por la comunidad cristiana. Algunos de
ellos han sido encarcelados por ese motivo. Muchos cristianos que han
comprendido que es un acto de cobardía y de hipocresía burda, criticar al
gobierno en secreto y no alzar la voz ante las injusticias que aun hoy, se
están cometiendo contra muchos ciudadanos dignos de este país, nuestro país.
Me he dado cuenta de que la palabra: política,
paraliza e impresiona a los cristianos cubanos. Hemos escuchado en boca de
tantos líderes, que los cristianos no se meten en política, que de tanto
repetirlo, lo hemos terminado por aceptar como una verdad sagrada, aun cuando
la biblia no dice nada al respecto. No me siento cómodo escribiendo esto, pero
siento que voy a explotar si no lo hago. No voy a generalizar y mucho menos a
señalar a alguien en particular. Pero si creo que la Iglesia en Cuba debe
decidir, si va a ser sal en todos los sentidos, o solo va a ser la sal que
permanece dentro del salero, sin correr riesgos. Creo que no podemos mirar hacia
otro lado, mientras todo un pueblo está reclamando una libertad ciudadana que
todos deseamos. No podemos guardar silencio, mientras hombres, adolescentes y
hasta mujeres, están siendo baleados y asesinados por el único delito de salir
a sus calles a reclamar sus derechos y mostrar su inconformidad, con los
errores históricos de este gobierno y sus promotores.
La base moral, espiritual y ética de los cristianos se
construye sobre los diez mandamientos. Cada uno de ellos guarda en su esencia,
toda la gama de principios y verdades que deben regir la vida de los creyentes
y por extensión, de la Iglesia. Rechazamos el aborto y lo consideramos un
asesinato, porque Dios dice: No matarás. En base a ese mandamiento, la Iglesia
hace campañas contra el aborto y hace oír su voz de todas las maneras posibles,
para dejar claro que no apoyamos el asesinato de un niño por nacer, por respeto
a la vida. Mi pregunta es: ¿Como debería calificar la Iglesia Cubana a un
gobierno que usa fuerza letal contra sus ciudadanos, por el solo hecho de
exigir sus derechos? ¿No constituye eso una violación a uno de los mandamientos
de Dios? ¿Si está mal con el aborto, por qué callamos ante lo que está pasando
en Cuba en estos momentos? Han sido contados con los dedos de mi mano, los pastores
que han dicho las cosas como son. El régimen dice que las calles son de los
revolucionarios (comunistas), o sea que nosotros no tenemos derecho a caminar
por ellas, aun cuando también las mantenemos y las sostenemos con nuestros
salarios. ¿No es eso robar acaso? ¿No deberíamos denunciar semejante atropello,
en nombre de la ley de Dios? ¿O es que solo tenemos valor para pelear contra la
comunidad LGBTIQ+? A nuestros hijos les están metiendo en la cabeza todo el
tiempo las doctrinas comunistas, y nosotros tranquilos. Les están enseñando que
el hombre no es creación de Dios, sino que salió de un puñetero mono, y
nosotros tranquilos como ovejas. Los obligan a repetir que quieren ser como el
Che y a ponerle flores a Camilo y nosotros tranquilos. Ellos se están
encargando de formar políticamente a nuestros hijos mientras nosotros cantamos
alabanzas y miramos para otro lado. Unos lo hemos hecho por ignorancia y otros
por miedo a la confrontación con el sistema.
Entre los cristianos se puede percibir la constante
inconformidad con la realidad de nuestro país. Pero nadie debe hablar en voz
alta porque eso es pecado. Los pastores no hablan sobre política porque me
imagino que para algunos eso es un tema tabú y sienten mucho miedo, y para
otros, tal vez, eso puede comprometer ciertos beneficios que disfrutan desde su
posición de autoridad, dentro del “ministerio”. Al final de sus carreras
ministeriales, la mayoría termina emigrando al exterior y desde allí, desde
allí si pueden expresar su descontento con el sistema político cubano y hasta
denunciarlo, diciendo que han sufrido persecuciones a mano de los comunistas.
Después que dejaron una congregación a la que le negaron, en nombre de Dios, la
oportunidad de ser coherentes con sus ideales de libertad nacional en su propia
tierra. Se que estas palabras son duras, y pudieran herir la sensibilidad de
algunos. A esos hermanos les hago la misma pregunta que hiciera el apóstol
Pablo: Gál. 4:16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?
Vivimos en un país donde todo es político. No hay
forma humana en que la Iglesia cubana no se encuentre, de manera frontal, con
este sistema hostil y humanista, que desafina totalmente con los preceptos de
la fe. ¿De qué manera los cristianos cubanos podemos cumplir con nuestra misión
en este mundo, sin tocar la política? El Aborto es un tema político, La agenda
LGBTIQ+ es un asunto político, La crianza de los hijos es un asunto político.
Hasta predicar el evangelio es un asunto político. Si 62 años de comunismo no
nos alcanzan para comprenderlo, que el Señor nos ampare. Veo a muchos hermanos
citando textos fuera de contexto, formulando pretextos. Yo no quiero que nadie
salga a tirar piedras o a atacar a algún agente del orden, o del desorden,
según quedó en evidencia. Pero si creo que la Iglesia no debe darle la espalada
al pueblo de Cuba, mientras este lucha por dar a luz su libertad nacional.
Hemos orado por una Cuba libre en todos los sentidos. ¿A nadie se le ocurre
pensar que no existe una forma romántica en que esa libertad llegue? Ni aun en
las escrituras Israel obtuvo la tierra prometida sin tener que pelear, sin
tener que usar las armas, por orden de Dios mismo. ¿No pudo Dios acaso
intervenir de manera sobrenatural y conquistar la tierra con señales milagrosas
y prodigios en el cielo? Pero no sucedió de esa manera. Aun hoy los judíos
tienen que defender su territorio y su soberanía con armas y misiles. Nosotros
queremos que Cuba entera sea para Cristo, vivir bajo una teocracia divina. Y a
esos románticos espirituales les hago la siguiente pregunta: ¿Si Cuba entera se
convierte al evangelio, no va a necesitar tener más un ejército para defender
su soberanía nacional? ¿No tendríamos nosotros que tomar las armas y como
Israel, defender nuestra tierra, a nuestras esposas e hijos y a nuestros
bienes? Admiramos a EE. UU. y muchos de los que llegan a ese país afirman que
es el mejor lugar del mundo para vivir. Y lo realmente interesante es que en
esa nación los cristianos en su gran mayoría son patriotas, que comprenden que
deben defender a su país de los enemigos externos y tomar las armas si es
necesario. Pero los cubanos no. Nosotros hacemos un sabio llamado a la oración
y al silencio. Los verdaderos cristianos no se meten en política, solo hablan
de ella en secreto.
Cuba no solo necesita de nuestras oraciones en este
momento. Cuba necesita de nuestro apoyo y acompañamiento espiritual y
presencial. ¿Y si esta es la respuesta a lo que hemos estado pidiendo en
oración por muchos años? Lo que Dios nos está mostrando en lo secreto, debemos
gritarlo desde las azoteas. Nadie quiere que corra la sangre, nadie quiere
recibir golpes o ser encarcelado. ¿Pero me pregunto si acaso no fue eso lo que
Jesús hizo por este mundo? Se hizo hombre y bajo la ley de los hombres, padeció
y murió para darnos libertad plena. Nosotros sabemos que todo es espiritual.
Pero también debemos comprender que lo espiritual siempre debe tener un impacto
en el mundo material. Lo que Dios quiera hacer en Cuba, ha de hacerlo de la
misma manera en que siempre han sucedido las cosas. Los cambios políticos en
una nación no llegan solo con oración, aunque esta es la que sostiene todo.
Siempre alguien tiene que salir y pagar el precio, poner la mejilla. Lo
vergonzoso es, que siendo nosotros también cubanos, y deseando un cambio real
para Cuba; Nos escondamos en nuestras casas a orar solamente, mientras otros
les ponen el pecho a las balas, son golpeados, encarcelados y asesinados, por
salir a manifestarse de manera pacífica. Es un acto de cobardía, que la Iglesia
no haga oír su voz y denuncie los atropellos y los abusos que el régimen está
cometiendo contra los ciudadanos, llamándolos por su nombre. Y que elija
expresar de manera ambigua, maquillada y protocolar, su opinión, para en la
medida de lo posible, quedar bien con todas las partes. Recuerda que debes orar
solamente, la próxima vez que te quejes de lo mala que esta la situación en
Cuba por culpa del comunismo. La hipocresía también es pecado.
La historia del buen samaritano nos desafía hoy mucho
más. Iglesia: ¿Quién es tu prójimo?
"Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y
dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo
lees?
Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu
mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y
vivirás.
Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a
Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e
hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino,
y viéndole, pasó de largo.
Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y
viéndole, pasó de largo.
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de
él, y viéndole, fue movido a misericordia;
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y
vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al
mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré
cuando regrese.
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el
prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces
Jesús le dijo: Vé, y haz tú lo mismo."
Nosotros debemos ser esos samaritanos que una Cuba
herida y golpeada necesita. Debemos ser el prójimo de los que están luchando
por un beneficio que es también para nosotros, no lavarnos las manos como
Pilato. Ya es hora de que la Iglesia cubana, sea cubana.
Pastor, Yunier Enríquez Cordero
Fuente: Facebook
Yunier Enríquez Cordero. Pastor, también es Fotógrafo en Fotografía
para eventos sociales. Vive en La Habana, Cuba.
Mi nombre es Yunier Enriquez Cordero. Y no estoy detenido. Soy el escritor de: Manifiesto. Aclaro que la información de mi detención es falsa.
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