La Iglesia «tiene
un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación»
sino que procura «la promoción del hombre y la fraternidad universal». Papa
Francisco (Fratelli Tutti)
Carta pública a los obispos católicos cubanos:
Inspirado y fundamentado en la reciente encíclica del
Santo Padre el Papa Francisco, Fratelli Tutti, me dirijo a ustedes, quienes
acompañan y guían al pueblo cubano en el caminar y la fe en nuestro Padre Dios.
Cuba es un pueblo sumergido y minimizado bajo el poder
de unos pocos, padecimiento que acumula por más de seis décadas. El mismo
pueblo que ha sufrido una despersonalización a causa de una ideología que en
sus argumentos más intrincados promueve el odio y la lucha de clases. Pueblo
que padece y espera en la miseria y la angustia diaria como producto de un
sistema económico nefasto. Una sociedad que desde los años 60 ha vivido graves
violaciones de los derechos humanos entre las cuales como Iglesia hemos vivido
la persecución religiosa y como pueblo hemos visto denigrada la dignidad
humana. Pero también es un pueblo creyente, con fe en Dios y en la bendita
imagen de La Caridad del Cobre. De cubanos, que en lo profundo del corazón
mantienen la esperanza de una patria nueva “con todos y para el bien de
todos”.
Nuestra Iglesia cubana no está al margen del pueblo,
es una Iglesia que peregrina y acompaña. A título personal y basado en las
experiencias de vida tanto mías, como de otros fieles me atrevo a decir que es
una Iglesia que también ha guardado silencio, que ha caído en el clásico juego
de (un, dos, tres, pollito inglés).
En nuestra Cuba actual carecemos de instituciones
intermediarias que velen por el bienestar y la integridad de cada cubano, como
fruto de la concentración del poder en manos del estado. Sumado que somos un
pueblo ajeno a toda decisión que se tome en la isla para con la gente y su “bienestar”.
Si bien la Iglesia ha mediado entre el estado y el pueblo pocos son los
laicos que tienen conocimiento real de estas mediaciones; nos acostumbramos a
las negociaciones de camerinos y es por esto por lo que digo que hemos caído
como iglesia en el mismo juego. Para los muchos de los laicos cubanos hoy es
una Iglesia de silencios, que le teme a la palabra oposición y cambio.
Hemos sido interpelados por el papa como ciudadanos y
como iglesia y es tiempo de responder y acompañar. A contar del Papa “La
Iglesia «tiene un papel público que no se agota en sus actividades de
asistencia y educación» sino que procura «la promoción del hombre y la
fraternidad universal».” Pero esta intervención ha de hacerse pública,
tomando los riegos y enfrentando la realidad tal cual es y condenando con mano
dura siempre que se atente contra la integridad humana. El pueblo cubano en
medio de la crisis política y económica que atraviesa está buscando apoyo y
respaldo también en la Iglesia y hasta el día de hoy solo se ha escuchado un
silencio fundado en el temor de retroceder lo que hemos “avanzado”.
Un fuerte ejemplo de esto, sin ahondar en el tema y
sea cual sea la causa de fondo que llevo a una familia hasta las puertas del
obispado en la ciudad de Holguín, ¿cuál fue la respuesta que como iglesia
entregamos públicamente? Qué triste que para el pueblo cubano que desconoce el
actuar de la iglesia en estas mediaciones la respuesta haya sido una puerta
cerrada. Acá cito de nuevo al Papa “La Iglesia es una casa con las puertas
abiertas, porque es madre. Y como María, la Madre de Jesús, «queremos ser
una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de
sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de
unidad [...] para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación».”
Hablemos y respaldemos públicamente a los laicos que
dirigieron a su conferencia una carta pidiendo un pronunciamiento ante la ayuda
enviada por la diáspora y retenida en un puerto por el gobierno, conscientes
todos de que alimentaría a más de 15.000 familias. Una vez más quedó solo la
amargura de los interrogatorios por parte de la seguridad del estado y un
silencio sepulcral de la iglesia en el respaldo público de sus laicos.
O de los laicos que no han temido levantar su voz por
lograr una Cuba más justa y sin violaciones a los derechos humanos, actuar que
les ha costado incluso la vida o los casos en que la misma iglesia los ha
mandado de “castigo” a otras diócesis a los sacerdotes que han
respaldado la voz del pueblo con el fin de opacar su actuar y mediación.
Es el tiempo de abandonar las negociaciones privadas
con el gobierno y salir a dar la cara públicamente en respaldo de los que sí
han tenido el valor de condenar la miseria humana con que vivimos en Cuba. Una
carta de nuestros obispos cada diez años no respalda a un pueblo que necesita
apoyo y acompañamiento ahora más que nunca.
Respondamos al llamado del Santo Padre que nos dice: “Por
estas razones, si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no
relega su propia misión al ámbito de lo privado. Al contrario, no «puede ni
debe quedarse al margen» en la construcción de un mundo mejor ni dejar de
«despertar las fuerzas espirituales»”
Como laico no les pido convertir a la Iglesia en un
partido político, les pido que actuemos públicamente y que como Iglesia
ofrezcamos de inmediato un acompañamiento público a los que lo necesitan y que
apuestan por una Cuba mejor. Una Iglesia que no tenga miedo y que abiertamente
condene las violaciones de los DDHH y llame públicamente al gobierno al respeto
y la integridad humana que se ha visto vulnerada estos últimos meses.
Atentamente,
Leonardo Benito
Fuente: Facebook
Leonardo Benito Pama.
Estudió Licenciatura en Historia Universal en Universidad de Camagüey
"Ignacio Agramonte Loynaz" Vive
en Santiago de Chile. De Santa Cruz del Sur, Cuba.
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