Por Eloy A Gonzalez.
George Floyd murió el 25 de mayo de 2020 en el
vecindario de Powderhorn, en la ciudad de Mineápolis, Minesota (Estados
Unidos), como resultado de su arresto por parte de cuatro policías locales. No
hay la más mínima duda de que se detuvo a Floyd después de intentar usar un
billete falso, y estando bajo los efectos de las drogas. Pero el aspecto más
importante de su muerte es que esta se produjo mediante brutalidad policial.
George Floyd fue asesinado por un policía que de
inmediato fue detenido, puesto en prisión y está bajo investigación. Después de
esto será enjuiciado y sentenciado, cumplirá su condena conforme a lo que establece
la Ley. Otros tres policías también están detenidos por no hacer nada; cuando
la operación brutal llevó a George Floyd a la muerte.
Avivado por los medios y manipulando los sentimientos
colectivos de la comunidad negra norteamericana; esto generó una oleada de
indignación y protestas a lo largo de todo Estados Unidos en contra de lo que
llamaron el racismo, la xenofobia y los abusos policiales hacia ciudadanos
afroamericanos en dicho país. Las protestas también se extendieron a otras
ciudades del mundo.
Las protestas no han cesado, los actos de vandalismo, saqueos
y violencia contra ciudadanos que nada han tenido que ver con la muerte de George
Floyd, se han sucedido y se suceden desde hace varios días.
Cuando se efectuaban las exequias, que han resultadas prolongadas, exaltadas y
manipuladas por quien sabe cuántos intereses y despropósitos. La figura de
George Floyd aparece como un Ángel con extensas alas, en un escenario celeste,
en tanto que un halo brillante le corona.
Tengo mis
reticencias cuando a los mortales se le endosan atributos espirituales,
dedicaciones místicas y escenas celestiales. Para reforzar estas se le
atribuyen virtudes, notorias consagraciones y eminente moralidad; todo lo cual
me trae no pocas dudas y aversiones.
No sé por qué,
cuando tenemos que asumir hechos y consecuencias de las dedicaciones de los
mortales, de la gente común; se emplean muchos en atribuirles rasgos, virtudes
y elevadas condiciones místicas que no tienen y que no se les ajustan. Veamos
al individuo como tal, los hechos como fueron y las consecuencias que han traído
y que traerán.
No ocurrirá
nada novedoso, no habrá más o menos justicia; solo la que emane del juicio que
vendrá. No habrá otras historias; solo porque ahora queramos elevar a los
altares a George Floyd, con alas angelicales y corona de santidad.
George Floyd
fue una persona más de la raza negra, norteamericano, con un prontuario
delictivo que le precede. Hoy son públicos los récords de sus antecedentes. Veamos…,
El hombre de 46 años había dejado atrás su pasado en
Houston después de ser liberado de la prisión derivado de un robo en 2007. Se declaró
culpable de entrar en la casa de una mujer, apuntar con un arma en el estómago
y buscar drogas y dinero en la casa, según los registros de la corte
Floyd fue condenado a 10 meses de cárcel por tener
menos de un gramo de cocaína en un arresto de diciembre de 2005
Anteriormente había sido condenado a ocho meses por lo
mismo, derivado de un arresto de octubre de 2002
Floyd fue arrestado en 2002 por allanamiento de morada
y cumplió 30 días en la cárcel
Tuvo otra temporada en la cárcel por un robo en agosto
de 1998
Pero las
informaciones han sido excesivamente reservadas a la hora de hablar de estos antecedentes.
No pongo en duda las opiniones de familiares y amigos que señalan a Floyd como
ejemplo de buen hijo, padre amoroso y esposo dedicado. Si es o no cierto, no
somos quienes para juzgar. Solo que, la repetición de las virtudes no es
pertinente del todo y conduce a valorar, en apariencias y tergiversaciones, la
vida de un hombre. Un negro (admitamos la connotación racial) por demás, que
tiene un historial delictivo y que se vio envuelto en un acto criminal donde, sin
lugar a duda, resultó una víctima trágica.
Sin embargo, se
reitera además de integridades como la de ser buen trabajador y amigo,
las condiciones sobresalientes por haber sido una persona que profesaba la
paz, el deporte y el amor a Dios; hacía de
hermano mayor de muchos niños, a quienes defendía gracias a su estatura. Buen deportista y rapero, se asegura que tenía
un don para las palabras.
No me voy a detener
aquí en las perfecciones y atributos de los ángeles. Creo que muchos que le echan
mano a la figura y los adversos acontecimientos alrededor de lo ocurrido con el
asesinato de George Floyd; no tienen ni idea, del error en que incurren, cuando
toman una figura pública de tal dimensión y lo presentan como un Ángel.
Floyd fue un
hombre normal, apegado a los vaivenes de la vida que ahora lo tratan de convertir
y presentar como un Ángel, que velará por nosotros desde el cielo.
¿Por qué no
aceptarlo como el hombre que fue?, con sus virtudes y sus defectos; víctima circunstancial
de un accionar violento de alguien, encumbrado por el poder y la autoridad e incitado
por los prejuicios. Un hombre asesinado cuya vida importó; para el cual se hará
justicia con independencia de que tantos, nada angelicales, anden de violentos,
incendiarios y saqueadores.
junio 10, 2020
Excelente artículo, digno de meditarse.
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