Hace unos días
recibimos una colaboración de un pastor bautista cubano asentado en Cuba, sobre
los recientes eventos en los cuales la comunidad LGBTI en La Habana se
manifestó y fue objeto de una fuerte represión. En la carta del pastor hay una
clara aproximación dentro de los más genuinos conceptos cristianos a comprender
la situación de victimas manipuladas de los miembros de esa comunidad en Cuba.
Hay una exhortación y comprensión. Sobre las opiniones que se expresan a continuación
completan el libre juego de ideas que sobre este tema no cesan.
Sobre carta de un pastor al movimiento homosexual en
Cuba.
“Colaron el
mosquito” del “matrimonio” homosexual y “se tragaron el camello” del socialismo
eterno, la dirección del Partido sobre toda autoridad, la educación ideológica
de sus niños “en los principios del socialismo” y determinada por el Estado.
“la defensa de la revolución” mediante cualquier medio violento...
La Habana, de mayo, 2019. / El blog “Religión en
Revolución”, publicó “Carta abierta de un pastor
cristiano cubano a la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales
(LGBT) de Cuba”,
firmada con el pseudónimo “Ebenezer Cashera”, con el
cual se encubre un pastor bautista, según nota al final.
Creo
merecen apoyo sus afirmaciones de que la propaganda gubernamental respecto a los
controvertibles derechos que reclama la comunidad homosexual, son mera
utilización política de ese grupo por parte del Gobierno. Propaganda que ahora
culpa a los cristianos por la no aprobación del “matrimonio gay” en la fingida
nueva constitución.
Destaca
“Ebenezer” el amor cristiano y el respeto a la dignidad de toda persona:
“Esto quiere decir, que respetamos la
elección que ha hecho de sus gustos y estilo de vida, pero consideramos, según
la Biblia, que es un pecado delante de Dios que destruirá sus vidas, que a la
larga les traerá frustración, dolor, inseguridad, por querer vivir algo para lo
que no fueron creados.”.
El
argumento que soslayan siempre los propagandistas de estas conductas: La falta
de los órganos genitales opuestos convierten en contranaturales ese tipo de
relaciones físicas.
Efectivamente,
la Ley de Dios, que condena esas relaciones, no pide al homosexual algo
distinto de lo que nos pide al resto: Abstenernos de fornicación.
Como mismo
afirma que no entrarán en el Reino de los Cielos, “los que se echan con varón”, afirma que no entrarán “los fornicarios”, es decir, quienes
pecan sexualmente según la naturaleza.
Un problema
con el manejo de estas reclamaciones de supuestos derechos, además de la
manipulación oficial, es que muchas de las personas involucradas en esas
conductas lo hacen siguiendo hábitos de promiscuidad. Y en vínculo con la
prostitución masculina, que casi inexistente antes de 1959, hoy es un auténtico
“logro de la Revolución”.
Conductas
dañinas para la familia, la sociedad, las personas que la ejercen, la salud
personal y pública. Las personas “heterosexuales”
que practican la promiscuidad y actitudes lascivas provocativas hacia el sexo
opuesto o la prostitución, también se
ganan el rechazo social.
Como la
propaganda pro-homosexualidad, hace juegos malabares con “conceptos” pseudo-científicos, dividiendo a la humanidad en muchas
categorías, según sus acciones sexuales, es fácil seguirlos en el error de adoptar
su vocabulario “técnico”.
Pero en
opinión de muchos profesionales de la Psiquiatría y la Psicología, no existe la
tan cacareada “elección”. Voces
profesionales, que por supuesto, están silenciadas en Cuba, por contradecir a
la princesa Mariela Castro.
También caemos
en la trampa de clasificarnos en “heterosexuales”,
“bisexuales” y toda la larga lista. Disguste a quien disguste: Dios, “hombre y mujer los creo”. En cuanto a “respetar la elección”, debemos respetar la
dignidad humana de toda persona, pero no su decisión de degradar esa dignidad.
El
homosexual buen hijo, que no da espectáculos, no provoca a los transeúntes con
miradas o proposiciones lascivas, se gana el respeto de sus convecinos.
Por
supuesto que nadie debe menoscabar sus derechos humanos, ni tampoco los de
aquellos otros de una conducta ofensiva a los derechos de los demás, último
aspecto que obvia la propaganda pro-homosexualidad: Los derechos de uno tienen
por límite los derechos del otro.
Por
ejemplo, el de los niños a educarse sin ser confundidos sobre la identidad de
cada sexo. Y el de los cristianos a predicar y practicar su Fe sin tener que
pedir perdón por condenar el pecado, ni justificarse de la acusación de “homofobia”.
Los activistas de la homosexualidad promueven
la confusión y pretenden equiparar sus peticiones a la lucha de las minorías
raciales contra la discriminación y por sus derechos civiles. Pero no pueden
negociarse por separado los derechos de unos grupos sociales mientras no se
garanticen los derechos humanos de todos. Y una dictadura que irrespeta todo derecho y
habituada a manipular a la opinión pública nacional e internacional, ¿es la
indicada para promover derechos de grupos, sean los de los homosexuales o los de
los religiosos?
Pero la
carta de “Ebenezer”, muestra otros
aspectos de la degradación de las iglesias y de los cristianos en Cuba:
Quienes se
concentraron en “colar el mosquito”
del “matrimonio” homosexual y “se tragaron el camello” del socialismo
eterno, la dirección del Partido sobre toda autoridad, la educación ideológica
de sus niños “en los principios del
socialismo” y determinada por el Estado y no por los padres. “la defensa de la revolución” mediante
cualquier medio violento: simple validación de las agresiones a disidentes.
Las
autoridades eclesiásticas abandonaron la orientación moral del pueblo; las que
menos mal quedaron fueron las de la Iglesia Católica.
No sólo no orientaron a los fieles por “las tres razones del notario”: “Por miedo, por miedo y por miedo”, sino
que ¡hasta pidieron esas aberraciones anticristianas al Gobierno en documento
que firmaron cerca de diez iglesias,
incluida la Convención Bautista de Occidente y todo el rosario de iglesias
pentecostales!
La chocante
cláusula del “matrimonio”, como
maruga agitada ante el rostro de un bebe, distrajo al pueblo de las demás
aberraciones de la “Constitución”:
La
validación de la tiranía por quienes la sufren. ¡Y apoyada con las firmas de
los cristianos de diez iglesias! ¡Recogidas por sus autoridades religiosas en
un documento que, sencillamente, es infame!
Y un
pastor, que desea señalar el pecado y defender de acusaciones a la Iglesia, se
desautoriza a sí mismo al usar pseudónimo (falta de principiante en que también
caí en dos ocasiones). No se atreve a escribir bajo su nombre real, por miedo a
las autoridades.
Y,
seguramente, por mayor temor a ser reprimido por su “sanedrín”, siempre listo a que “un
hombre debe morir por salvar a la Nación”(o a su casta) que por temor a los
“Pilatos” de la policía política, controladora de todo “sanedrín” en Cuba.
*Periodista
independiente cubano. Ha colaborado con la agencia de prensa independiente
Hablemos Press y sus notas aparecen en distintos sitios de internet sobre temas
cubano. Reside en la Ciudad de la Habana.
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