diciembre 21, 2017

Amemos a los gusanos, vagos, disidentes y personas decentes en Cuba y en Hialeah.

Este artículo que aparece en la hojilla católica: Vida Cristiana, asume el tema de la conflictividad entre los EEUU y Cuba, solo que el conflicto y los argumentos del autor no lleva un mínimo análisis de por que los cubanos hemos vivido y aun vivimos bajo una dictadura de más de medio siglo. Resulta que los cubanos, tal vez los “más malos” somos los “gusanos’ vagos y disidentes, ¿los otros?.., pues son los “cubanos buenos” que son, eso sí, personas decentes que, o viven en Cuba o viven en Hialeah. Incluimos este breve articulo porque un periodista independiente responde a los argumentos del Sr Pernus y su artículo será incluido a continuación de este. 

El Amor todo lo puede.
Por: Julio Pernus.
 Nunca he podido ver los Estados Unidos como un país cualquiera. Desde niño me inculcaron que a solo 90 millas había “un gran monstruo”. Cada cubano de aquí y de allá parece ser soldado de una guerra de ideas o de decibeles. A veces sueño con que todo puede mejorar entre los dos países vecinos; pero, de pronto, aparece alguien que nunca en su vida ha comido “picadillo de la cuota” y decide regresar este suplicio al principio, intentando matarnos por inanición.
La Iglesia católica jugó un papel trascendental en “el deshielo” de las relaciones diplomáticas. El Papa Francisco y su emisario cubano, el cardenal Jaime Ortega, hicieron cambiar el curso de la historia. De este proceso descrito con mucho tino en el libro Encuentro, diálogo y acuerdo. El Papa Francisco, Cuba y Estados Unidos, del prelado cubano, se lee: “¡Cómo Dios se manifestó a través de hombres concretos y pudo mover los corazones de varios dirigentes para crear un puente que hoy quieren colapsar!”.
Como muchos miembros del pueblo cubano tengo familiares allí, que por cierto no son gusanos, lumpens ni disidentes. Son personas honestas y trabajadoras que decidieron emigrar, sobre todo, buscando nuevas oportunidades, cansados de promesas ideológicas.
Lo más triste del caso es que en medio de esta película de suspenso hay vidas humanas en juego. Conozco a una muchacha que lleva cinco años viviendo sola en Cuba, porque, cuando a su familia le llegó la salida, a ella, por ser mayor de edad, no. Cada vez que hablan de cerrar embajadas, postergar plazos y cancelar viajes, llora con un dolor que le puede abrir el corazón en cualquier momento. También soy amigo de una madre de dos hijos, quien lo había vendido todo para buscar el sueño americano. Su hija se fue primero a los Estados Unidos. De pronto, Obama le cambió la vida a esta familia al deshacer la ley de Pies Secos-Pies Mojados. Esa madre forma parte de las que tienen a sus hijos alejados. ¿Cómo algunos políticos se atreven a jugar con su anhelo de volver a tener una familia unida?
La historia nos revela que la relación entre Cuba y Estados Unidos siempre ha tenido un matiz conflictual. ¡Qué tal si los poderosos empiezan a cambiarla! Aún estamos a tiempo.  Al menos, mi generación no quiere ser parte de una batalla que solo tiene perdedores. Sabemos que el Amor todo lo puede.

1 comentario:

  1. Jaime Leygonier Fernandez2/02/2018 11:22 p. m.

    En una ocasión escribí sobre declaraciones pro-gubernamentales de la hoja dominical "Vida Cristiana". La Iglesia no tiene que hacer política partidista, pero menos hacerse sirvienta de una tiranía, como lo hace en Cuba, y la Iglesia condena al Comunismo, por su incitación al odio y carácter destructivo, condena que educadamente se callan los obispos y sacerdotes cubanos, quienes más de una vez expidieron al Régimen, certificados de buena conducta, mintiendo que "cambiaba" y que Raúl Castro, "tenía voluntad de cambio", sirviendo de muñecos de ventrílocuo al Régimen y a la política pro-Castro española y europea. Y el problema de Cuba no es de partidos, sino del secuestro de la soberanía popular por una camarilla, que por el daño que nos ha hecho y hace a todos y a todo, podemos considerar demoniaca.
    Pero la Iglesia, en lugar de defender al rebaño oprimido, declara que desea "las mejores relaciones con el Gobierno" y dentro de las iglesias, los puestos de autoridad y administración los acaparan los comunistas que obtuvieron éxito profesional porque negaron su religión y se sumaron a la hipocresía y al arribismo oficiales, y, ahora, se "convirtieron" y, fieles a su verdadera Fe: el oportunismo, como se les acabo ya el mascar el jamón del comunismo en crisis, se pegan al jamón del cristianismo de apariencias y chupan de las donaciones para los pobres y aplican en la Iglesia los métodos que aprendieron en el núcleo del Partido.
    Los pastores que se dedican a ceremoniales y a "diplomacias", a "prostituirse con los príncipes de la tierra" con el pretexto mentiroso de que es necesario para poder predicar el Evangelio, se niegan a seguir a Cristo, cargando la Cruz. Inevitables sus incongruencias con la verdadera Fe y que "los gusanos" que fuimos perseguidos por no negar nuestra Fe y hoy obramos con civismo, seamos discriminados dentro de nuestra propia Iglesia.
    Jaime Leygonier Fernández, periodista independiente, feligrés de la Parroquia de El Buen Pastor de Jesús del Monte, La Habana, Cuba.

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