Palabras pronunciadas por
el Padre Germán Lence, después de la Misa de Acción de Gracias por la recuperación
de la salud del compañero Fidel Castro ,celebrada en el Anfiteatro municipal de
la Avenida del Puerto el 16 de agosto de 1960.
Ofició la ceremonia el padre Germán Lence, organizador de la
Agrupación Cívica de Revolucionarios Cubanos ‘Con la Cruz y por la Patria’,
auxiliado por el niño Armando Pruna, hermano de uno de los mártires de la
Revolución. […]. Como fondo de la imagen de la patrona de Cuba, la Virgen de la
Caridad y del Crucifijo que se encontraban en el altar, estaba la bandera cubana
extendida. Aquí las palabras:
Pueblo católico de Cuba:
Conscientes del momento
histórico que viva la Patria, e impuesto del sentimiento profundamente
cristiano de pueblo cubano, hoy nos reunimos al pie de este altar, en cuya ara
hemos ofrecido a Dios nuestro Señor del Santo Sacrificio de la Misa, en la que
rememoramos el Sacrificio del Redentor: Cristo, que tanto ama a los humildes y
a los niños; Cristo, que regó el suelo patrio con su sangre salvadora de
rescate de la humanidad; Cristo, que por decir la verdad y enseñar la humildad,
el amor al prójimo y a su tierra por la que derramó lágrimas; padeció la
incomprensión humana, siendo finalmente clavado en la cruz infamante, como
vulgar ladrón.
Por medio de este Santo
Sacrificio, hemos dado gracias al Señor por haber devuelto la salud al máximo
líder de la Revolución Cubana, doctor Fidel Castro Ruz, en quien los cubanos
hemos depositado nuestros anhelos y esperanzas de que continúe conduciendo
nuestra Patria por el recto y seguro camino de la justicia social.
Al mismo tiempo hemos
rogado a nuestra Patrona la Virgen de la Caridad del Cobre, que desde los
inicios de nuestra nacionalidad tiene un altar en el corazón de cada cubano,
para que lleve en sus manos maternales nuestras rogativas a Dios Nuestro Señor,
a fin de que esta tierra hoy libre y soberana de Cuba, realice sus destinos de
Justicia y Caridad, consolidando lo que es ya ejemplo y libertad en el
concierto de las Naciones del Mundo.
¡Viva Cuba Libre y
Soberana!
¡Viva Fidel Castro!
Los aplausos fueron
reemplazados por pañuelos que fueron agitados en el aire y el pueblo entero
acabó proclamando. ¡Cuba sí, yanquis no! Después de cantar el Himno Nacional. Finalmente
todos los asistentes se trasladaron al Palacio Presidencial, siguiendo el Padre
Germán Lence y a las damas de la comisión organizadora.
Fuente: Periódico Revolución
, La Habana , 17 de agosto de 1960
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