mayo 01, 2017

Por medio de la celebración del Santo Sacrificio damos gracias al Señor por la salud del máximo líder de la Revolución en quien los cubanos depositamos nuestros anhelos y esperanzas.

Palabras pronunciadas por el Padre Germán Lence, después de la Misa de Acción de Gracias por la recuperación de la salud del compañero Fidel Castro ,celebrada en el Anfiteatro municipal de la Avenida del Puerto el 16 de agosto de 1960.
Ofició la ceremonia  el padre Germán Lence, organizador de la Agrupación Cívica de Revolucionarios Cubanos ‘Con la Cruz y por la Patria’, auxiliado por el niño Armando Pruna, hermano de uno de los mártires de la Revolución. […]. Como fondo de la imagen de la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad y del Crucifijo que se encontraban en el altar, estaba la bandera cubana extendida. Aquí las palabras:
Pueblo católico de Cuba:
Conscientes del momento histórico que viva la Patria, e impuesto del sentimiento profundamente cristiano de pueblo cubano, hoy nos reunimos al pie de este altar, en cuya ara hemos ofrecido a Dios nuestro Señor del Santo Sacrificio de la Misa, en la que rememoramos el Sacrificio del Redentor: Cristo, que tanto ama a los humildes y a los niños; Cristo, que regó el suelo patrio con su sangre salvadora de rescate de la humanidad; Cristo, que por decir la verdad y enseñar la humildad, el amor al prójimo y a su tierra por la que derramó lágrimas; padeció la incomprensión humana, siendo finalmente clavado en la cruz infamante, como vulgar ladrón.
Por medio de este Santo Sacrificio, hemos dado gracias al Señor por haber devuelto la salud al máximo líder de la Revolución Cubana, doctor Fidel Castro Ruz, en quien los cubanos hemos depositado nuestros anhelos y esperanzas de que continúe conduciendo nuestra Patria por el recto y seguro camino de la justicia social.
Al mismo tiempo hemos rogado a nuestra Patrona la Virgen de la Caridad del Cobre, que desde los inicios de nuestra nacionalidad tiene un altar en el corazón de cada cubano, para que lleve en sus manos maternales nuestras rogativas a Dios Nuestro Señor, a fin de que esta tierra hoy libre y soberana de Cuba, realice sus destinos de Justicia y Caridad, consolidando lo que es ya ejemplo y libertad en el concierto de las Naciones del Mundo.
¡Viva Cuba Libre y Soberana!
¡Viva Fidel Castro!
Los aplausos fueron reemplazados por pañuelos que fueron agitados en el aire y el pueblo entero acabó proclamando. ¡Cuba sí, yanquis no! Después de cantar el Himno Nacional. Finalmente todos los asistentes se trasladaron al Palacio Presidencial, siguiendo el Padre Germán Lence y a las damas de la comisión organizadora.

Fuente: Periódico Revolución , La Habana , 17 de agosto de 1960

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