Rev. Mario Félix Lleonart Barroso.*
Desafortunadamente para muchos creyentes, sea cual fuere la religión que
se profese, existe una diferencia entre lo que se cree y lo que se vive. Es lo
que algunos sociólogos en el ámbito cristiano denominan como esquizofrenia
espiritual. Con razón declara Carlos Scott, Mentor en Mision GloCal y Miembro
Asociado de la Comisión de Misiones en World Evangelical Alliance en El
movimiento iberoamericano y las iglesias: reflexiones sobre nuestra misionologia:
«… ser cristiano se entiende exclusivamente en
categorías religiosas y cúlticas. Esto significa el conocimiento de prácticas,
credos, observancia del domingo, membresía, asistencia, la frecuencia de los
cultos, el apoyo a la Iglesia, etc. Hemos tenido mucho éxito: “logramos retirar
a los cristianos del mundo”. Con más de 80.000.000 de creyentes en Iberoamérica
parece que no pudimos permear la sociedad con los valores del Reino de
Dios…Debemos afirmarnos en que tanto la evangelización como la acción social
son componentes de la misión. La evangelización y la acción social no son
componentes o partes separadas de la misión, sino más bien dimensiones de la
misión única e indivisible de la Iglesia…Por lo tanto hablar de Misión es
hablar de un mensaje integral de salvación que no conoce fronteras de ningún
orden y que está dirigido a todo ser humano y considera toda la realidad de la
persona: lo físico, lo moral, lo espiritual, lo intelectual, lo social o lo
político…La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia. En su encarnación,
Jesús se identificó con la humanidad pecadora, se solidarizó con ella en sus
aspiraciones, angustias y debilidades y la dignificó como criatura hecha a
imagen de Dios. La Iglesia está llamada a encarar su misión al estilo de
Jesús.»
Son precisamente aquellos creyentes que comprenden en Cuba que la Fe
cristiana no es para vivir en solitario o para aislarse en guetos, sino
precisamente para involucrarse y participar social y políticamente en
transformar a la nación y así ayudar a que salga del caos en el que se
encuentra, quienes se convierten in so facto en el blanco principal de la
represión; y reprimir a alguien solo por intentar vivir y llevar a la práctica
lo que cree tiene que ser calificado también como lo que es: violaciones a las
libertades religiosas fundamentales. Aunque los ejemplos abundan cada vez más y
provienen de todas las confesiones religiosas, fundamentalmente en sus bases,
lejos de los intereses de las jerarquías, la pastora evangélica Joanna Columbié
Grave de Peralta, adicionando el significativo hecho de ser una mujer,
constituye un vivo ejemplo de ello.
Joanna no solo es una cristiana comprometida, sino que es también una
pastora egresada del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas y cuyo
ministerio pastoral siempre fue importunado por el sistema, de lo cual podrían
atestiguar sus feligreses en la iglesia independiente que funcionó en su propia
casa en la localidad de Céspedes en la provincia de Camagüey. Precisamente por
su compromiso cristiano fue que Joanna aceptó la honorable propuesta del
movimiento político Somos + para convertirse en la directora de su Academia
1010. ¡Todo un honor para los evangélicos cubanos! - por cierto no es ni la
única cristiana comprometida ni la única pastora que en su libre albedrío ha decidido
integrarse a Somos +, otros muchos que igual desean auténticas libertades y
pluralidad para Cuba también lo están haciendo.
El Rev. Mario LLeonart y Misionera Yoaxis Marcheco
en visita realizada a
la pastora Joanna Columbié en la sede de su iglesia
y a su casa en Céspedes, Camagüey,
Cuba.
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Pero ello ha tenido un alto precio para Joanna en un país donde se
penaliza la discrepancia política y donde solo el Partido Comunista posee el
privilegio exclusivo, no solo de ser reconocido legalmente, sino inclusive de
dirigir a su antojo los destinos de toda la nación. Y un Partido que posee por
cierto una entidad dedicada por completo a controlar todo cuanto tenga que ver
con religión, la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité
Central, dirigida por la Sra. Caridad Diego Bello. Basta solo googlear brevemente con el nombre de la
activista para advertir las numerosas violaciones a múltiples de sus derechos
de las que ha sido objeto tan solo en el último año.
En el momento en que se escriben estas letras Joanna permanece
arbitrariamente recluida en una celda desde el viernes 26 de mayo en la cárcel
del Vivac en La Habana. Según las últimas noticias sus carceleros anuncian que
¡DEPORTARÁN! a Joanna a su lugar de
origen en el interior de la isla, no sin antes procesarla judicialmente vaya
usted a saber con cuales cargos. Quienes defienden todavía lo indefendible
deben saber que en Cuba el sistema llega al extremo de deportar a sus propios
ciudadanos en el interior de la isla según los guetos que ha diseñado para
controlar a la población.
Las organizaciones que dentro de la isla o en el mundo se especializan
en condenar las violaciones a libertades religiosas deberían tomar en cuenta
casos como el de Joanna y por supuesto la situación específica de esta pastora
reprimida en Cuba. Libertad religiosa va mucho más allá de tener un templo en
el cual reunirse y poder hacerlo determinados días en determinados horarios de la
semana, y ya se sabe que tan solo en estos términos existen cuantiosas
violaciones en Cuba; pasa por supuesto también por los derechos de todas las
organizaciones religiosas de poder registrarse legalmente y adquirir con ello
todas las obligaciones y derechos que debería concederles una Ley de Culto que
por cierto brilla por su ausencia en la isla; pero llega incluso al derecho
inalienable de cada individuo no solo de creer, sino de profesarla y ejercerla;
especialmente si se trata de preceptos tan justos y dignos como los del credo
de Joanna.
*Coordinador del Instituto Patmos y Pastor de la Iglesia Bautista de Waldorf,
Maryland
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