Por Julio Cesar Álvarez.*
La jerarquía de la iglesia católica cubana aún no se
ha pronunciado sobre los abusos y atropellos que sufren las Damas de Blanco en
Cárdenas, provincia de Matanzas.
Las Damas de Blanco han entregado cartas de denuncia
en la fiscalía municipal de Cárdenas, y en el tribunal militar. El 25 de
octubre también entregaron una carta en el arzobispado de La Habana, donde
relataban el vía crucis por el que han estado obligadas a pasar desde hace 5
meses.
Ellas piden que la Iglesia intervenga, y se
pronuncie contra la represión para tratar de frenar los abusos y las represalias del gobierno, que se han
convertido en el pan nuestro de cada domingo.
A la ropa blanca de las Damas le lanzan tinta al
vestuario blanco que las distingue.
Pruebas de la violencia ejercida por la chusma
alentada por agentes de la Seguridad del Estado (DSE), y de la brutalidad de
los propios oficiales de policía aflora en Leticia Ramos Herrería,
representante de las Damas en la provincia de Matanzas.
Leticia denuncia que la golpearon y patearon tres
oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).
A Mayra García Álvarez, operada de cáncer de mama,
las turbas le quitaron el pullover en plena calle. Una forma denigrante de
humillarla.
Otras Damas y activistas de derechos humanos como
Odalys Hernández Hernández, Katiuska Rodríguez Rives, Margarita Cienfuegos
Acosta, Yamila Sembra, Marisol Fernández Socorro, Hortencia Alfonso Vega y
Mercedes de la Guardia Hernández también han denunciado maltratos.
Todas refieren haber sido víctimas de tácticas intimidatorias
para impedirles expresar su oposición pacífica. Una de esas tácticas, la más habitual, es la de detenerlas en la calle
y llevarlas a sitios apartados y de difícil acceso, donde son abandonadas para
que retornen por sus medios.
Que la fiscalía y la justicia militar no se
interesen en denuncias de este tipo no sorprende. Esos órganos son los que
brindan la protección legal a los sicarios del gobierno para que abusos de este
tipo queden impunes.
Pero incomprensiblemente la iglesia no ha respondido
tampoco a la llamada de auxilio de las Damas de Blanco de Matanzas. Según
ellas, nadie en el arzobispado se ha tomado la molestia de contestar a su
misiva.
Este silencio eclesiástico deja mucho que desear de
una institución que históricamente dice velar por la salud de su rebaño. La
estrategia de poner la otra mejilla una
y otra vez hiede a complicidad. Esta versión de concordato caribeño que
la iglesia ha hecho con el régimen cubano parece haber puesto de rodillas la
solidaridad de la iglesia católica contra los abusados de la Tierra.
Las Damas de Blanco de Matanzas aseguran que
seguirán tocando en la puerta “de la casa de Dios”, hasta que los ejecutivos de
la Iglesia se dignen responderles y decidan, como se diría en buen cubano, si
están con dios o con el diablo.
*Julio
César Álvarez López (1968) Graduado en 1990 de la Escuela Superior de
Contrainteligencia Hermanos Martínez Tamayo. Detenido en 1992 por colaborar con
los Grupos de Derechos Humanos y sancionado por un Tribunal Militar a 19 años,
de los que cumplió 16, siete de ellos en la Prisión de Máxima Severidad de
Camagüey. Salió en libertad condicional en abril de 2008 y cursó estudios de
computación y fotografía digital en la iglesia San Juan Bosco. Sabe inglés y en
la actualidad estudia alemán. Reside en La Habana.
Fuente: Cubanet
Julio Cesar Alvarez es ademas periodista graduado en La Seccion de Intereses en Cuba, en 2012.Escribe para cubanet y Primavera Digital.Rev. Jose Carlos Perez
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