La
Iglesia Católica norteamericana se parece al Gobierno norteamericano se parece
al pueblo norteamericano se parece al Cristo de la libertad. Constantemente
lanzan decenas de cartas a quien corresponda, para impactar en la opinión
pública mundial y modificar la alta política en todas las esferas sensibles de
la nación.
Si
se compilan los incontables documentos relacionados con Cuba, habría que
concluir que históricamente la Iglesia Católica de Estados Unidos es mucho más
cubana que nuestra Iglesia Católica real, tan raquítica como raulquítica, esa
que cocina sus corruptelas de closets y sus elitismos de seminario entre la
Plaza de la Revolución y el Arzobispado de La Habana, esa que redacta
editoriales de polen polémico y da cursitos de precapitalismo para formar a los
nuevos empresarios demócratas del postcastrismo, la misma que sonríe con joyas
compradas a ras del Vaticano, mientras coacciona a los activistas de derechos
humanos para que depongan su posturas éticas en contra de la dictadura y en
última instancia se hagan desterrar, la misma que traicionó cómplicemente la
vida de, entre muchos otros, de Orlando Zapata Tamayo, Juan Wilfredo Soto
García, Wilman Villar Mendoza, Laura Pollán, Harold Cepero y Oswaldo Payá, cuyo
cadáver profanado por manos impías el Cardenal Jaime Ortega en persona lapidó
en capilla ardiente, como si Dios lo hubiera llamado por las buenas a su
diestra.
Asco.
¿Algunos de ustedes ha sentido asco de Cuba en su corazón? Yo sí. Y, ¿saben
qué? El asco de Cuba duele.
Las
Cartas Pastorales y apariciones fantasmas en los medios nacionales de la
Iglesia Católica cubana son un insulto a Dios. Un insulto que acaso Dios se
merezca en el caso cubano, pues medio siglo de persecución religiosa es un vía
crucis que no estoy seguro que ningún pueblo del mundo se merecía, ni siquiera
nuestro "burdel del Caribe", al decir mentiroso de la junta militar
verde olivo que cauterizó no sólo el sexo rentado sino que de hecho prostituyó
el concepto mismo de una vida social.
No
importa que el presidente de la Comisión Internacional Justicia y Paz de la
Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, monseñor Richard E. Pates,
obispo de Des Moines, pida a la administración Obama que se rinda al
cambio-fraude del régimen castrista, y normalice las relaciones económicas,
diplomáticas y políticas con la Peor de la Antillas. No importa que este
venerable señor ignore las 30 preguntas con que los líderes protestantes
cubanos Mario Félix Lleonart, Yoaxis Marcheco y Omar Gude Pérez recién han
cuestionado el apartheid religioso en Cuba. Ni importa que silencie el
contrabando de un barco-bomba que Cuba traficaba con Corea del Norte por el
Canal de Panamá, quién sabe para atizar cuál conflicto bélico internacional.
Lo
significativo es que los líderes eclesiales de Estados Unidos se oponen al
statu quo dentro de sus fronteras nacionales. La Iglesia de Cuba apenas propone,
más bien compone un escenario donde el pueblo cubano tendrá por fin su
capitalismo secuestrado, con la plusvalía despótica de todos los derechos
humanos hipotecados.
Cuando
el pueblo cubano, por desgracia, en un escenario de castrismo sin Castro torne
a lincharse en las calles como es nuestra tradición de barbarie caribe, y
cuando su rabia contra los verdugos de la verdad no tenga ya templo a donde
cobijarse en la misericordia de Dios, nadie se azore entonces de los ripios
purpurados en subasta ni del sacrilegio vándalo de virgencitas envilecidas por
el vulgo.
Los
pastores de Cristo en la Isla tenían —y todavía tienen— la palabra, pero hasta
ahora ha primado en ellos el pánico de emplearla como padres para paliar el
dolor asqueante en nuestro corazón. Quien calla, corrompe. No se comportan como
siervos del Hijo del Hombre, sino del Horror. De pastores no portan ni un pelo,
más allá de esa sonrisita cínica milenaria y un retintín del lujo luctuoso con
que imparten la hostia con manos malvas, malvadas. Su miedo al martirio ya está
abriendo el camino criminal de la acción, a otros oportunismos del poder y a la
debacle de los desesperados. Del clarín escuchad entonces el silencio. El
camino del futuro fúnebre está empedrado de la fidelidad fósil de hoy.
Fuente:
Diario de Cuba.
*Orlando
Luis Pardo Lazo (1971). Escritor y fotógrafo incorrecto. Él vive y resiste en Habanaught,
Cuba. Editor de la escritura irregular e-zine The Revolution Evening Post. En
Cuba ha publicado varios libros newrrative: Collage Karaoke (Letras Cubanas,
2001), Empezar de Cero (Extramuros, 2001), Ipatrías (Unicornio, 2005), Mi
nombre es William Saroyan (Abril, 2006) y Boring Home (digital doméstica,
2009). Edita en Blog Boring
Home Utopics.
Si Payá rezongó en público porque el cardenal lo dejó fuera del evento Diálogo entre Cubanos, en abril de 2012, y la familia permitió que el cardenal le diera la misa en la catedral raulquítica, en vez de darla con párroco meuriceno en una iglesia del Cerro, por aquello de la pobreza irradiante del Padre Varela, ¿hasta dónde está implicada la propia familia de Payá en la profanación de que habla OLPL? ¿O no será que aquí el único profanador es OLPL por vincular tan impúdicamente religión y política?
ResponderEliminar“Yo les voy a pedir a partir de hoy a estas hermanas, que saben que tienen las puertas de esta casa abierta para orar, para rezar (…) que no vengan vestidas de blanco (…), porque cuando las cosas se convierten ya en una intencionalidad, en un símbolo que tiene sus connotaciones políticas, empiezan a crear malestar. Malestar a ustedes, a sus familias, malestar a todos nosotros”. Padre Ángel Andrés, iglesia San Fulgencio, de Gibara, Holguín.
ResponderEliminarPadre ponte los pantalones que los vestidos de verde dicen ser comunistas , son tremendos asesinos y descarados , con padres cobardes como tu el régimen se traga a los infelices cubanos . Vestirse de blanco en la Biblia no es pecado , es pureza ,
ResponderEliminar