Entre las libertades y oportunidades que
se abrieron para Polonia tras la caída del comunismo están las de las
religiones. Las pude saborear durante mi estadía por dos semanas en este país
resucitado.
El 17 de mayo de 1989, aún antes de las
elecciones parcialmente libres los polacos obtuvieron algo que en Cuba todavía
no tenemos: el Parlamento aprobó la ¨Ley sobre las garantías de la libertad de
conciencia y fe¨. A partir de tal momento las iglesias tuvieron imprentas,
emisoras de radio, canales de televisión, cines, teatros, instalaciones para
hacer filmes; facilidades impositivas y aduanales, y se les devolvieron las
propiedades que habían sido confiscadas.
Lo impresionante es que en una nación
tradicionalmente católica quienes poseen otras creencias tienen las mismas
oportunidades pues existe total separación Iglesia - Estado. Tal vez como
muestra de ello no fue casual que mi primer encuentro con religiosos polacos
fuera con una pareja de Testigos de Jehová el 2 de junio, la misma tarde de mi
arribo a Varsovia. En breve intercambio me confirmaron que cuentan en Polonia
con todas las garantías legales. Enseguida recordé por contraste a los de Cuba,
excluidos legalmente hasta hoy desde los duros años
´70. Incluso pude comprobar que también los movimientos apostólicos
han llegado a Polonia con todos sus derechos garantizados. Hoy en Cuba estos grupos constituyen el mayor
blanco de la represión del régimen, son tratados como una peste por la Oficina
de Atención a los Asuntos religiosos del Comité Central del Partido Comunista
de Cuba, que no solo les niega todo espacio legal, sino que realiza en su
contra una burda campaña que intenta ganar
como cómplices a líderes
de las denominaciones reconocidas durante encuentros manipuladores a las que
con cierta periodicidad son invitados. Crean lo que crean estos movimientos neo
pentecostales, merecen el mismo reconocimiento legal del que gozan las
organizaciones reconocidas.
En el centro de Varsovia junto al Metro,
uno de los sitios más concurridos de la ciudad, pude participar en servicios
religiosos al aire libre, espacio de confluencia en el que colaboran diversas
iglesias evangélicas que incluye una excelente labor social compartiendo
alimentos con las personas más desfavorecidas. Espacio alcanzado con todas las
garantías legales, adicional a los programas que realizan en sus templos.
También por contraste no pude evitar recordar a mi consiervo Abel Pérez con su
¨Alcance Victoria¨ (Victory Outreach) que ha tenido que arrebatar con sus
propias fuerzas, y la protección divina, un espacio en el malecón habanero para
realizar sus servicios, en contra de la voluntad de las autoridades políticas
quienes no solo no le ofrecen ninguna posibilidad legal para realizarlo, sino
que impiden a esta valerosa congregación la obtención de un local.
Las librerías cristianas, ausentes
totalmente en Cuba, pueden encontrarse por cualquier sitio sin ninguno de sus
libros censurados por voluntad estatal. Momento especial fue mi visita a la
Sociedad Bíblica en Varsovia, sin homóloga aún en Cuba donde estrictamente las
iglesias deben conformarse y adaptarse a la Comisión Bíblica del Consejo de
Iglesias de Cuba.
Jerzy Popieluszko |
Los tiempos de mártires cristianos
victimas del comunismo, como el caso paradigmático de Jerzy Popieluszko,
gracias a Dios quedaron en Polonia definitivamente atrás. Uno de los momentos
más emotivos fue mi visita al sitio de sepultura de este sacerdote vilmente
asesinado el 19 de octubre de 1984. El lugar constituye un mensaje al mundo de
los excesos a los que pueden llegar estos regímenes. En mi visita oré y pedí
fuerzas a Dios por si tuviere que pasar también por el trago amargo que en
definitiva constituye el privilegio del martirologio; y evoqué a nuestros Laura
Pollán y Osvaldo Payá, por solo mencionar los más recientes.
En mi visita a los astilleros de Gdansk,
donde un sindicato independiente de obreros inició el movimiento que derribó
desde sus cimientos al mismo régimen que se autoimponía como su representante,
quedé impresionado por el monumento dedicado a la memoria de tal epopeya. Y de
este sitial, además de las sólidas columnas elevando tres anclas crucificadas
que conmemoran a quienes murieron en la famosa huelga, lo que me deslumbró fue
la estampa del Salmo 29.11 en el muro que le separa de las fábricas: ¨Jehová da
poder a su pueblo; Jehová bendice a su pueblo con la paz ¨, verso bíblico al
cual el premio Nobel Czeslaw Milosz cedió el lugar de honor para el que se
pedía un verso suyo.
Por todo ello cuando al atardecer del 11
de junio fui recibido en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Polonia, otrora cuartel general de la Gestapo alemana en el nefasto período de
la ocupación nazi, no pude dejar de agradecer a la viceministra Beata Stelmach
por recibir a nombre del Ministro Radoslaw
Sikorski a un cura de aldea de la Cuba profunda como yo, por contraste
repudiado por las autoridades políticas de su propio país y que
contradictoriamente debían existir para velar por sus derechos si realmente se
comportasen como servidores públicos. Aproveché para felicitar a su gobierno
por todas las garantías que hoy ofrece a todos los religiosos polacos, fuere
cual fuere su religión, tal y como pude percibir durante mi breve estancia
entre sus plazas y calles.
En mi regreso a Cuba vuelvo totalmente
empoderado para realizar todo cuanto esté a mi alcance para lograr en Cuba lo
que han conquistado los polacos, entre tanto llega el establecimiento del Reino
que resolverá definitivamente todos los problemas humanos, donde por fin morará
la justicia total, tanto para los polacos como para los cubanos.
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