Desde hace
ya unas semanas se está dando a conocer la DEMANDA
CIUDADANA POR OTRA CUBA de la que un número simbólico de cubanos, no a
nombre de partido o institución alguna sino en virtud sencillamente de su
ciudadanía, hizo entrega en la Asamblea
Nacional del Poder Popular. Para tan corto tiempo este esfuerzo ha
encontrado ya una cifra récord de cubanos firmantes tanto dentro como fuera de
la isla. Reconocidas figuras internacionales de incuestionable prestigio ya
comienzan a mirar con atención y buenos ojos esta demanda que cual bola de
nieve va aumentando exponencialmente de tamaño y se dirige directo hacia la
llaga, tal vez como último esfuerzo válido para conseguir los cambios que tanto
urgen a Cuba mediante una vía totalmente pacífica y civilizada.
Como seguidor de Jesucristo he tomado la
decisión de no permanecer neutral ante el desastre que en todos los sentidos es
hoy la nación en la que vivo, en la que estoy llamado a ministrar, y a la que
amo. Creo que Dante tenía razón cuando declaró «las partes más ardientes del
infierno están reservadas para aquellos que en tiempo de gran crisis moral se
mantienen neutrales.» Es por ello que mi rúbrica de la DEMANDA
CIUDADANA POR OTRA CUBA se encontraba ya entre ese primer grupo simbólico
de firmantes que realizó entrega formal. También la de mi esposa Yoaxis
Marcheco, así como otros valiosos hermanos en la fe. Considero que ninguno que
se diga ser discípulo de Cristo en Cuba debe permanecer neutral ante la debacle
que se cosecha como resultado de estos más de cincuenta años de desastre, y
menos permanecer aún en cualesquiera de esas organizaciones identificadas como
políticas o de masas que resultan ser tentáculos del régimen opresivo. Mi
trabajo pastoral se caracteriza por mucha paciencia y tolerancia para con muchos
en tales ambivalentes posturas, pero mi opinión personal es que si la
neutralidad es en extremo cuestionable, equiparado a la tibieza a la que se
refiere el libro bíblico de Apocalipsis, el contubernio con un sistema a estas
alturas totalmente desenmascarado se equipara a complicidad, con equivalencia
también al dejarse marcar por la bestia política a la que refiere el
Apocalipsis en su capítulo 13. En el
nombre de nuestro Señor Jesucristo, que no es neutral al problema cubano, y
mucho menos lo favorece, convoco a todos mis hermanos de fe cubanos dentro y
fuera de la isla, a firmar esta demanda que puede constituir en sí misma un
instrumento para respuesta a las innumerables oraciones y clamores que han sido
elevadas a él durante décadas de sufrimiento. Para quienes posean acceso a
internet pueden hacerlo en la página http://porotracuba.wordpress.com
LA DEMANDA CIUDADANA POR OTRA CUBA
solo insiste en que sean ratificados los pactos
firmados en la ONU por el exministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez
Roque. La ratificación involucra un paso más allá de la simple firma ya que
obliga a realizar urgentes cambios constitucionales que se amolden a estos
pactos. Bien dice la Biblia en Gálatas 3.15 que UN PACTO, AUNQUE SEA DE HOMBRE, UNA VEZ RATIFICADO, NADIE LO INVALIDA,
NI LE AÑADE. Aunque humanos, estos pactos recogen los elementos básicos
para que personas sean tratadas con la dignidad que les corresponde por la
simple razón de nacer como tales, creados a la imagen y semejanza de Dios. Que nuestros actos se correspondan a nuestras
oraciones. ¡Firmemos la DEMANDA CIUDADANA
POR OTRA CUBA!
*Es Pastor de las iglesias bautistas en las comunidades de Taguayabón y de
Rosalía, en Villa Clara. Profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico
Bautista Luis Manuel González Peña. Licenciado en Ciencias de la Información
por la Universidad de la Habana y Máster en Teología por el Seminario
Evangélico Los Pinos Nuevos y por la Facultad Latinoamericana de Estudios
Teológicos (FLET, hoy Laurel University).Su mensaje profético es ejercido desde
su blog personal www.cubanoconfesante.com
y desde su cuenta twitter @maritovoz
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