En el siglo XXI las ideas filosóficas de Carlos Marx siguen suscitando comentarios. Aunque casi desde sus comienzos las posiciones del materialismo histórico y dialéctico fueron criticadas por historiadores, sociólogos y filósofos denominados por los marxistas como “burgueses” su célebre materialismo histórico nos conmina a preguntarnos: ¿Está fundamentada esta teoría filosófica? ¿Es imposible separar el marxismo del materialismo?
Sin necesidad de reconstruir sus antecedentes, podemos comenzar con la idea de que Marx había sido un seguidor de Feuerbach, cuyas tesis materialistas poco tienen que ver con lo que en la actualidad se conoce por tal pues no existían aún los tópicos clásicos del naturalismo. A su materialismo Marx le llamará histórico, por cuanto era la historia aquel terreno donde aun se explicaba los actos humanos por factores ideales o espirituales. En su obra La ideología alemana tomara como argumento para su teoría el hecho de que el hombre para vivir necesita satisfacer una serie de necesidades materiales. Veamos:
“El modo como los hombres producen sus medios de vida depende (...) de la naturaleza misma de los medios de vida. Es (...) un determinado modo de actividad de estos individuos (...) un determinado modo de vida de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida así son. Lo que son coincide (...) con su producción., tanto con lo que producen como con el modo como producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción” (1)
Marx nos plantea que 1) El modo en que los hombres producen sus medios de vida es un determinado modo de vida. 2) Tal como los individuos manifiestan su vida así son. 3) Lo que los individuos son depende de las condiciones materiales de producción.
Marx incurrió en una evidente petición de principio cuando pretendía que el modo en que el hombre produce es la manifestación de toda su vida. No hay manera de demostrar lógicamente este paso de la primera afirmación a la segunda. Marx reduce al hombre al momento en que este trabaja. Marx confunde al modo de producción que es, como dijo “un modo de vida “de los hombres con el modo en que los individuos manifiestan la totalidad de su vida. Además pretende que este modo de vida, el trabajo, determina la totalidad de la vida humana lo cual hubiera necesitado, para tener validez lógica, ser demostrado.
Marx había afirmado que su filosofía consiste en haber puesto sobre sus pies a Hegel, en alusión a la inversión que hizo a la dialéctica. Hegel había afirmado la identidad entre razón y realidad y por tanto hizo de la razón lo único real. En este sentido la dialéctica equivalía a la realidad, si bien en mi criterio nunca quedo demostrada lógicamente. Marx asumió que bastaba con eliminar el elemento idealista de la filosofía de Hegel, las referencias a la Idea como “comienzo “, por ejemplo para lograr hacer de ella un contenido materialista. En realidad Hegel, si somos consecuentes con su filosofía, pretendía evadirse de la clásica oposición materialismo-espiritualismo. Como reconocía Engels, cuando contrapone a la lógica formal – que llama metafísica – a la dialéctica:
“Para el metafísico (…) una cosa existe o no existe, un objeto no puede ser al mismo tiempo lo que es y otro distinto (…) este método (…) se torna (…) unilateral, limitado, abstracto y se pierde en interminables contradicciones ¨ los dos polos de una antítesis, el positivo y el negativo , son tan inseparables como antitéticos el uno del otro ¨. (2)
Con esto Engels debió haber interpretado que la dialéctica de Hegel rechaza una realidad material, pues sería dar la razón a uno de los dos polos de una antítesis. Engels no aplicó esta idea a su idea sobre la materia, de haberlo hecho hubiera abandonado su materialismo. El materialismo no puede ser dialéctico porque la dialéctica excluye el materialismo. Este modo de pensar de Hegel no podía conducir a otra filosofía. La dialéctica, al incluir todas las respuestas para los problemas filosóficos no pudo avanzar hacia una verdad. La verdad implica necesariamente la exclusión de un criterio falso.
Además Engels pretendía que Heráclito había tenido una intuición pre-científica de su dialéctica. Si decimos con Heráclito que “todo fluye “excluimos la posibilidad de que exista algo fijo, con una característica eterna y propia. ¿Quién podría entonces negar la existencia del alma, afirmando que no es material? No hay lugar en esta forma de dialéctica – presente también en F. Nietzsche – para una realidad “material“, es decir sustancial. Esta es otra inconsistencia del materialismo dialéctico.
Sin embargo, para sostener la inversión que pretendía Marx sólo bastaba con refutar el papel de la Idea absoluta en la dialéctica, algo que Marx no hizo. En efecto si hubiera demostrado que no era racional la Idea absoluta no podría ser real. Pero Marx se valió de que tal idea no era empírica lo cual muestra cuán poco consecuente era con la argumentación de Hegel. Engels si bien afirmó que dicha Idea no decía ¨ absolutamente nada¨ no pretende descartar a la Idea simplemente por la razón sino que acude a la teoría de la evolución para demostrar a la dialéctica. Es decir, también hizo de la experiencia, sobre todo de la ciencia, y no de la razón el criterio de la verdad. En esto Engels, colaborador directo de la obra de Marx, también rompió con el método de Hegel, basado en la especulación racional para asumir una posición cientificista.
En 1859 en el prologo de la ‘’Contribución de la crítica de la economía política” Marx llevará a su manera más acabada y polémica su materialismo, veamos:
“(...) los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones (...) forma (...) la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general “(3)
Aquí tampoco podremos encontrar una demostración de su filosofía de la historia. Pero ya con este texto Marx rebasa el plano de la interpretación de la historia. El teórico alemán pretendía que las ideas eran solo expresión de la estructura económica de la sociedad. Con esta afirmación Marx introducía en su filosofía el relativismo. En efecto, si las ideas, incluidas las filosóficas, dependen de las relaciones de producción, también esta idea dependerá de determinadas relaciones de producción. Si pretendemos que con el cambio en el modo de producción, digamos en el paso de la sociedad feudal a la “burguesa”, cambian las ideas de una época aseguramos que al desaparecer un modo de producción desaparecerán las ideas dominantes.
La experiencia histórica refuta este criterio de Marx. El cristianismo apareció en una época que correspondía al modo de producción esclavista y sin embargo perdura hasta nuestros días. Si fuésemos estrictos nunca encontraremos una correspondencia cronológica exacta entre el modo de producción y las ideas que supuestamente lo defienden. En efecto, la filosofía moderna – que correspondería al modo de producción capitalista surge con Bacon, Galileo y Descartes en los siglos XV y XVI, sin embargo el capitalismo según confesara Marx solo logra establecerse en el siglo XVIII. En esto Marx también incurrió en una contradicción puesto que el trabajo asalariado solo sustituyó a la servidumbre en Francia completamente en 1789 mientras que tuvo que esperar para implantarse a los comienzos del siglo siguiente en Alemania. Es decir el pensamiento filosófico que afirmaba la autonomía de la razón humana aparece tres siglos antes que el modo de producción que, si somos consecuentes con la teoría, habría de engendrarlo. ¿Cómo explicar esto? ¿Acaso porque la “conciencia social” se “adelanta” al “ser social”?.
Pero no es en la experiencia donde están las mayores dificultades de esta tesis. En este mismo texto que antes comentaba Marx expondrá que:
“Cuando se estudian estas revoluciones ( operadas en la superestructura a partir de las ocurridas en la estructura económica ) hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas (...) ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto (...) hay que explicarse esta conciencia por (...) el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción “ (4)
Aquí Marx revela una incoherencia con su tesis inicial expuesta. Atribuye a las ciencias naturales una exactitud que contradice su criterio de que las formas ideológicas dependen de la estructura económica de la sociedad. ¿No es acaso la ciencia una de estas “formas ideológicas”? ¿Si la ciencia es objetiva, por que no ha de serlo también la filosofía, el derecho o la teología? En esto Marx evidencia la influencia que sobre el ejerció el el positivismo que hacia de la ciencia el parámetro de toda verdad, incluso aquella que pudiera demostrarse lógicamente, como con la filosofía. Con esto Marx estaba condenando a la filosofía a aparecer como un conocimiento carente de validez.
Si Marx hubiese afirmado que las fuerzas productivas, al entrar en contradicción con las relaciones de producción o la forma de propiedad generan un periodo de cambio revolucionario no podríamos señalar más crítica que la que una experiencia futura aportase. Pero Marx fue mas allá al pretender que el modo de producción determinaba la ¨ superestructura ideológica¨. Es curioso que Marx señala la contradicción entre fuerzas productivas y relaciones de producción o relaciones de propiedad como explicación de las épocas de revolución social. Hasta aqui pareciera que se propone solamente explicar la causa de las revoluciones sociales. Sin embargo, la utilizó para sostener su materialismo histórico. Marx sin demostrarlo asume que el modo de producción de la vida material “condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general “.
Hay una gran diferencia entre considerar que el móvil de la acción de un individuo o una clase social esta en el conflicto originado por el desarrollo de las fuerzas productivas y otra pretender que todas las ideas son formas ideológicas en que los hombres toman conciencia de este conflicto. ¿Cómo podrá demostrarse que las ideas de quien no se haya propuesto resolver este conflicto están determinadas por este?
Como dijera Marx “del mismo modo en que no podemos juzgar a un individuo por lo que piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a una época de revolución social por su conciencia”. Es cierto, pero esto no puede demostrar que lo que una época dijo depende de sus condiciones de producción.
Lo peor sin embargo estará en el relativismo introducido en dicha concepción materialista de la historia, pues no puede pretenderse que no haya verdad, que es la idea implícita en el relativismo. En efecto, si las ideas dependen de la estructura económica, también el marxismo depende de estas. ¿Dónde está el criterio objetivo de la verdad? Si se niega la validez a las diferentes tendencias intelectuales (desde filosóficas hasta religiosas) a partir de su dependencia del modo de producción se afirma que “es verdad que nada es verdad “. Es evidente que tal planteamiento es una contradicción.
En el período posterior a esta declaración Marx será Engels quien más activamente expondrá los aspectos filosóficos del marxismo. Engels llegara a decir que la filosofía sólo consiste en la lógica formal y la dialéctica, el resto del conocimiento pertenece a las ciencias naturales. Con esto Engels hubiera eliminado de hecho la necesidad de responder su celebre cuestionamiento sobre la relación entre el ser y el pensar, pues con esta afirmación la filosofía solo consiste en un método. De haber sido tomada en serio esta idea hubiese sido diferente la historia de la filosofía marxista; muchas barreras hubieran sido quitadas al avance de las ciencias en los ex países socialistas donde se llego a condenar la genética por ser “anti-dialéctica”. Además si el marxismo sólo hubiera consistido en la dialéctica, cuán innecesario hubiese sido hablar de un materialismo marxista, al menos fuera de la historia. Es obvio que toda la obra del discípulo y amigo de Marx estuvo dirigida justamente a construir un sistema materialista.
Lo paradójico es que este lo construyo creyendo que tal era el resultado real al que conducía la ciencia de su tiempo. Engels creía que sólo estaba operando con la ciencia de su época, en realidad había ido mucho más allá Y una muestra de este proceder esta en una poco analizada expresión suya, veamos:
“(...) se presenta el agnóstico kantiano y nos dice (…) a juzgar por lo que nosotros sabemos , la materia y el movimiento (…) no pueden crearse ni destruirse, pero no tenemos pruebas de que ambas no hayan sido creadas en algún tiempo remoto y desconocido (…) Si en abstracto reconoce la posibilidad del espiritualismo, en concreto no quiere saber nada de el (...)
Lo que si puede asegurarse es que, aunque yo fuese agnóstico, no podría dar a la concepción de la historia esbozada en este librito el nombre de agnosticismo histórico. Así pues confío en que la respetabilidad británica no se enfadara demasiado porque emplee en inglés el nombre de materialismo histórico “. (5)
Como puede apreciarse Engels reconoce en estos párrafos que la existencia de Dios no es racionalmente desechable, en pocas palabras hay una posibilidad, aun dentro de los estrechos marcos del cientificismo de su tiempo. Esta posibilidad esta dada en que fuera del campo de la experiencia abarcado por la ciencia se encuentra, según reconoce Engels, la posibilidad de la acción creadora de Dios.
Sin embargo, aunque retrospectivamente resulta valioso resaltar este hecho, oscurecido por el materialismo de Engels conviene no obviar los errores en que dicho autor incurrió.
El conocimiento científico al cual Engels daba la tarea de justificar al materialismo es incapaz de hacerlo. La ciencia se basa en supuestos racionales que intenta demostrar de modo empírico. Para Engels, la vida no era resultado de un alma animal pues se había demostrado que los compuestos orgánicos se pueden sintetizar artificialmente como en el caso de la urea en 1848. Esto, según el filósofo alemán, demostraba que la vida era un proceso de los cuerpos materiales, un estado de la organización de la materia. Ahora bien, tales experimentos no pueden demostrarlo, para esto habría que haber probado que abarcan la totalidad de la experiencia científica.
Engels asumió que la teoría evolucionista de Darwin era la confirmación de la dialéctica hegeliana y la suya propia, materialista. Con esto Engels se apartaba de lo que ya Hegel advertía, que la filosofía no debía depender de otro saber para justificarse. Lo filosófico es demostrable por ser racional y no científico. Esta siempre ha sido la piedra de tropiezo del marxismo. El materialismo dialéctico nunca ha pretendido servirse de la pura razón sino de la ciencia alterando el papel que la filosofía ha tenido históricamente. La filosofía pasó a ser sierva de la ciencia, y de esta servidumbre no ha podido recuperarse.
He expuesto aquí de modo general las limitaciones que han impedido al materialismo marxista tener validez en el campo filosófico. En qué medida estas limitaciones afectan la interpretación marxista sobre la evolución de la sociedad y la historia queda aún por ser analizado. Hace algunos años el teólogo Frei Betto en su ensayo La obra del artista cuestionó la validez del materialismo histórico y dialéctico marxista a partir de la crisis del determinismo presente en la física actual. En tal sentido, una ciencia que no pretende explicar los hechos del mundo físico a partir de leyes sino de probabilidades no puede sustentar un modelo de la sociedad y la historia fundado en la previsión infalible de sus resultados. Así lo ha hecho ver recientemente también el filósofo cubano Alexis Jardines en su obra El cuerpo y lo otro: introducción a una teoría fenomenológica de la cultura.
Sin embargo, a pesar de este cuestionamiento del materialismo marxista a partir del propio desarrollo de la ciencia, que ha superado el mecanicismo nos hemos movido aquí dentro de la crítica a los fundamentos filosóficos de dicha teoría, consistentes en la no demostración de muchos de sus postulados y en la exageración de la validez de la ciencia y un rechazo a plantearse la independencia del saber filosófico frente al científico. El marxismo, por otra parte, una vez desprovisto de sus limitaciones racionales expresadas en el materialismo histórico dialéctico merece ser estudiado y analizado como una de las primeras teorías que trató de hacer de la sociedad un objeto de ciencia.
*Ariel Pérez Lazo. La Habana, 1977. Licenciado en Filosofía Marxista y Master en Historia contemporánea por la Universidad de La Habana. Profesor de Historia de la Filosofía en dicha universidad desde 2005 hasta 2010. Investigador de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de dicha universidad de 2007 a 2010. Profesor de Historia Universal en el Seminario Evangélico Metodista. Redactor de El Evangelista Cubano de 20078 a 2010. Reside en Miami desde 2010. He colaborado en publicaciones como Espacio Laical, Cubaencuentro y el Blog de Emilio Ichikawa.
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