noviembre 09, 2010

Ellos llegaron en la noche y…..,

Por: Yoaxis Marcheco Suarez.*
Estoy tratando de recordar los pormenores de la que resultó la visita más nombrada y polémica que haya recibido en mi casa. No es mi intención valorar los acontecimientos desde cualquier ángulo que pueda resultar complejo, porque para ser franca, cuando pienso en aquella visita no logro ver nada complejo en lo que aconteció y aún menos en la presencia, a mi entender dichosa, de los dos visitantes: la muy reconocida y prestigiosa bloguera cubana Yoani Sánchez y su esposo el periodista Reinaldo Escobar. Recuerdo que llegaron a mi casa de noche, con una sencillez tan extrema que parecían dos personas comunes y corrientes paradas a la puerta, anunciando con unas –Buenas noches-, saturados de esa jovialidad culta y tan natural en ellos, su llegada. Era la primera vez que tenía frente a mí a Yoani, la conocía solo por las referencias que de ella me había dado mi esposo. Era tal y como él me la había descrito, delgada (a lo sumo), muy blanca de tez, con su pelo largo y oscuro haciendo contraste con la piel, el dibujo de una sonrisa perenne en sus labios y unos ojos que delataban la inteligencia albergada en su prodigioso cerebro. A Reinaldo ya le conocía, él había estado días antes con nosotros concretando los detalles de su próxima estancia, me admiró su léxico, todo lo que dijo en su primera visita fue tan respetuoso que comencé a sentir empatía hacia él desde aquel instante. Esa ocasión con Reinaldo fue solo el avance de lo que vendría después.
(Foto de la derecha: Yoani Sanchez y Reinaldo Escobar)
Me sentí, a pesar de la humildad que es cualidad nata en estas dos personas, un poco preocupada y confieso que me esmeré mucho en las atenciones, -Yoani y Reinaldo son personalidades en el ámbito internacional, sus nombres, especialmente el de Yoani, suenan en las publicaciones más serias y notorias del planeta, multipreamiados en certámenes de muy alto calibre y reconocidos por instituciones y organizaciones gubernamentales de valía, y es que el periodismo que practican es profundo, comprometido con nuestra realidad, honesto y de una valentía admirable-; pero ellos con su trato tan amistoso lograron que me fuera sintiendo en familia y que pudiera disfrutar relajadamente de su presencia en mi casa. Fue breve el tiempo que estuvieron, demasiado breve para el revuelo que posteriormente se armó y que todavía perdura, por supuesto la visita de estos amigos, que por derecho propio son instituciones vivientes, no podía pasar desapercibida. Imagino que suceda así en cada sitio a donde vayan, pero eso lejos de agobiarnos, tanto a ellos como a nosotros, nos estimula y realza la estima.
En su corta visita Yoani y Reinaldo impartieron una conferencia a un grupo de amigos que mi esposo convocó solo con el ánimo de que pudieran compartir con estas personalidades las experiencias de ellos en el terreno informático. Siempre creímos estar seguros, era apenas un grupo de amigos, personas conocidas, entre ellas algunos jovencitos asiduos a nuestra congregación quienes fueron invitados con el fin de que interactuaran con intelectuales para quienes el ciberespacio es algo cotidiano, no así para ellos incomunicados del fabuloso mundo de la Internet o de cualquier otra tecnología de punta. Los tópicos de Yoani y Reinaldo, además de explicar a grandes rasgos la metodología para confeccionar un blog y dejar en claro que cualquier persona en este mundo puede hacer el suyo y publicar en él lo que le parezca, creando incluso un medio de debate y de interacción con otros, versaron también en el tema de la libertad, ¿pero, cómo se podría hablar de Internet sin mencionar la palabra libertad? A mi juicio el cibermundo es hasta el momento la máxima expresión de libertad, de criterio, -cada quien expone y defiende el suyo-, de comunicación que la humanidad ha alcanzado; como todo lo creado por los seres humanos, tiene sus pros y sus contras, no son todas las personas las que utilizan este fabuloso espacio para hacer el bien, pero esa es la naturaleza de algunos hombres, por el contrario hay otros que navegan, como Yoani y Reinaldo, para ser felizmente útiles a los demás. Con algunos medios electrónicos que emplearon trasmitieron sus ideas de manera magistral, mostrando a grandes rasgos la publicación electrónica que bajo su autoría transita por la Internet. En el caso específico de Cuba para tocar con honestidad el tema de la Internet es imprescindible mencionar la violación desmedida al derecho que tenemos los cubanos de emplear libremente este espacio de tanta utilidad, que como bien la misma Yoani Sánchez expresó en alguna ocasión, nos serviría incluso entre otras cosas, para localizar documentos de identidad familiar, como certificaciones de nacimiento o defunción de parientes nuestros en otras regiones. Hablar de Internet en este país presupone hablar de libertad, de derecho y eso fue lo que ellos hicieron aquella mañana, para unos de tragedias y conflictos, para otros como nosotros, mañana venturosa.
Después de la conferencia, vino el tiempo de los saludos, los oyentes se pararon y estrecharon las manos de los conferencistas, hacían preguntas, pedían autógrafos. Todavía tengo pegado a la memoria al grupo de jovencitos, ellos con quien más interactuaron fue con Yoani, estaban ávidos de saber todo lo referente al blog, algunos manifestaron querer hacer el suyo propio. Yoani les atendía y respondía con la delicadeza que la caracteriza, con su voz pausada (solo en momentos en que el debate es entre amigos, porque frente a los enemigos suele ser enérgica y potente). En una de sus manos tenía un abanico que a veces movía al ritmo de su voz. Todos se mostraban dichosos, para nada recuerdo haber visto caras enfadadas, contrariadas, airadas o de desdén. Algo hoy me llama la atención y es que los muchachos permanecieron sentados escuchando a Yoani y a Reinaldo hasta el final de su exposición, no salieron del lugar para mostrar su inconformidad con lo que pasaba y luego se quedaron para compartir con ellos. Sin dudas aquella fue una ocasión hermosa, irrepetible, histórica, desafortunados quienes así no lo entiendan.
Cuando volvimos a quedar a solas pude comprobar que además de buenos intelectuales, son magníficos acompañantes. Mi esposo les invitó a almorzar al único restaurant del Pueblo, llamado “El Aborigen”, mientras esperábamos el servicio compartimos, ya nada relacionado con la tecnología o con la política, sencillamente jaraneábamos, tarareábamos las canciones que se escuchaban por el altavoz del local, ellos jugueteaban con nuestras niñas y Reinaldo pasó un buen rato prestando atención a la conversación de nuestra hija mayor. De vez en cuando soltaban alguna broma a las muchachas dependientas quienes reían con desenfado, claro yo no paraba de preguntarme: si ellas supieran quienes son, ¿los tratarían de igual modo? Quedaron complacidos con la comida y se deshicieron en elogios por lo confortable y adecuado del local. Salimos de allí y nos dirigimos al Conteiner del pueblito donde se venden productos en moneda CUC, -la que se nos da a cambio del dólar -, en el trayecto, mi esposo que es jovial, cariñoso y muy comunicativo los iba presentando y ellos simpáticos y desenvueltos saludaban a todos como si les hubieran conocido de por vida. Yoani decidió comprar algunas cosas de uso cotidiano y de las cuales a veces el cubano común adolece como pasta de dientes, jabón, cuchillas de afeitar, detergente, todo esto fue dedicado a las personas más necesitadas de la iglesia y a otras del pueblo que, aunque no forman parte de nuestra comunidad cristiana, viven en la más cruda pobreza. Degustamos también el sabroso café de una amiga quien se complació de tenerles en su casa y es que francamente es un orgullo para cualquiera ser anfitrión de esta pareja.
La visita de Yoani Sánchez y de Reinaldo Escobar a Taguayabón ha sido controversial, mucha gente a la que suponíamos amigos o hermanos en la fe se colocaron en posiciones poco dignas, logrando demostrar su verdadera naturaleza, pero también se puso de manifiesto el trabajo manipulador de los sectores “informativos” a merced del Gobierno, utilizando a cuatro de los jovencitos participantes en la conferencia y a sus familiares para emitir criterios en detrimento, no solo de estas personalidades de la intelectualidad cubana, sino también de la imagen y la figura de mi esposo, alguien que ha vivido siempre al tanto de la necesidad de sus coterráneos, con un prestigio ganado a base de sacrificio y desvelo por los demás, incluyendo esa misma familia que levantó voces en su contra y por quienes para nada sentimos otro sentimiento que no sea el de la más pura misericordia porque debe ser triste alzar la voz en contra de un amigo, de un compatriota, acusándolo injustamente de manipulador y otras calumnias, por algo sus vistas cuando en ocasiones tropezamos en la calle, siempre caen al suelo, solo los de espíritu limpio pueden sostener la mirada sin temor y sin vergüenza.
Pero más que todo la llegada de Yoani y Reinaldo aquella noche a nuestra casa trajo consigo un despertar en mi persona, un darme cuenta de lo ausente que hasta ese momento había permanecido, sumergida en mis preocupaciones personales y familiares, viviendo como otros una vida de conveniencias, muy lejana a la toma de conciencia de mi responsabilidad con esta tierra que me soporta y alimenta. Ellos llegaron en la noche y se hizo la luz para mi mente, quedó rajado el velo que ocultaba mi mirada crítica al contexto que me ha rodeado desde siempre. Ahora más que mis amigos, ellos son mi paradigma, le agradezco infinitamente a Dios por sus vidas en la tierra, por su valor inigualable, porque no hay, ni habrá mordaza que les apague la voz, ni obstáculo que les detenga. Entonces, desde esa mi visión de aquella visita inolvidable, lejos de las complicadas opiniones ajenas y los múltiples criterios, pagando una deuda moral conmigo misma, con mi esposo y con mis amigos, a pesar de la distancia en el tiempo de este acontecimiento, les expreso: su venida a Taguayabón no resultó inválida, aquí estoy yo para demostrarlo.
*Licenciada en Información Científico Técnica y Bibliotecología y Máster en Estudios Teológicos por FLET. Es la esposa del Pastor Mario Félix Lleonart quien ha colaborado en este Blog.

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