Por: Leonardo Calvo Cárdenas.
Réquiem por el sabotaje.
Parece ser verdad aquello tantas veces repetido de que la historia la escriben los vencedores. En el caso de lo que por tradición se ha consentido en llamar revolución cubana han sido ampliamente comentadas las manipulaciones, tergiversaciones, omisiones y ocultamientos con que el poder establecido pretendió crear y apuntalar la imagen del régimen y, sobre todo, dar fundamento y justificación a sus comportamientos y designios, aunque para ello haya tenido que barrer con la verdad histórica.
Una de las últimas hazañas del gobierno cubano en este campo fue una semblanza de Frank País García, quien combatió contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958), en ocasión de cumplirse el aniversario 49 de su muerte. La caracterización omite totalmente toda referencia a su militancia y compromiso religioso, así como el nombre completo de su cargo: jefe de acción y sabotaje, y lo define, ora como jefe de acción a secas, ora como jefe de acción clandestina del Movimiento 26 de julio.
En el primer caso cuesta trabajo entender que se niegue u omita algo que era tan caro al "entrañable compañero de lucha". ¿No se acepta ya que los revolucionarios puedan reconocer y practicar abiertamente las creencias religiosas que tuvieron que esconder durante años? Acaso con la omisión se pretende inducir que el personaje tenía alguna tendencia comunista o podía "comulgar" ideológicamente con el devenir posterior de esa revolución que antes era, según la predica de sus líderes, nacionalista y humanista.
Valdría la pena saber qué piensan de tamaña tergiversación los hermanos de fe de Frank País, que pocas horas después del interesado olvido mediático se dieron públicos golpes de pecho a favor de la salud del gobernante que más ha agredido al ejercicio de la libertad religiosa en el hemisferio occidental.
Foto: Frank País García.
Lea el artículo completo haciendo CLIC AQUÍ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario