Masiel Díaz Sánchez, hija de Antonio Díaz, prisionero de conciencia de los 75, condenado a 20 años durante la Primavera Negra de 2003. Así le escribe a su padre:
“Quiero que me beses antes de dormir y me leas un cuento .Solo puedo verte en ese lugar tan feo y luces mal. Vuelve pronto, te extraño. Te quiero mucho”.
Ella caminaba con su mamá el 20 de Marzo de 2004, cuando una turba de alrededor de 200/300 mujeres dirigidas por la Policía Política se abalanzó contra 30 Damas de Blanco en la 5ta Avenida de La Habana.
Cuba es el único país que ha condenado a cadena perpetua a 14 personas, en la ola represiva del 2003, por el solo hecho de pensar diferente al régimen gubernamental y expresarlo, manifestando de este modo extremo, la violación de los derechos a la libertad de expresión y reunión, que posee cada ser humano.
De forma absoluta, sin tener en cuenta los procedimientos legales fueron juzgados en juicios sumarios, sin ser militares, ni estar el país en estado de guerra, a 75 disidentes luchadores pacíficos de los Derechos Humanos y sentenciados a altas condenas, de ellos 14 a cadena perpetua.
Estos 75 prisioneros de conciencia y los más de 300 presos políticos cubanos que cumplen injustas condenas en las ergástulas del régimen castro comunista no tendrán un Día de los Padres juntos a sus esposas e hijos (as).
Ninguno recibirá una frase de aliento o una expresión solidaria de alguna de las denominaciones religiosas cubanas que profesan una fe en Cristo y dicen seguir la palabra revelada que afirma:
"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras" Hebreos 13-3
http:religionrevolucion.blogspot.com/
Treinta y un Damas de Blanco, gran parte de ellas llegadas de diversas partes de Cuba, asistieron a misa en la Iglesia Santa Rita de Casia este 18 de junio, Día de los Padres; tercero que los prisioneros de conciencia de los 75, secuestrados durante la Primavera Negra del 2003 por las autoridades de Cuba, pasan en horrible e injusto cautiverio.
ResponderEliminarCon posterioridad, las 30 mujeres y una niña de siete años caminaron tres kilómetros por la 5ta Avenida de Miramar, con sus gladiolos rosados en las manos, bajo un ardiente sol.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para que las mujeres no salgan de sus hogares en La Habana o viajen desde el interior del archipiélago, las intimidaciones y acoso no lograron impedir que las Damas de Blanco se congregaran para intercambiar sobre las dificultades que afrontan las familias, así como acerca de las cruentas condiciones de cárcel, hacinamiento con presos comunes, la mayoría de alta peligrosidad, y los padecimientos físicos de sus seres queridos.
Las Damas de Blanco coincidieron en la fortaleza moral que mantienen estos hombres pacíficos e inocentes, quienes ya han arribado a tres años y tres meses de prisión arbitraria.