febrero 21, 2011

La Libertad de un hombre.

Sé de un hombre que se encuentra tras las rejas hace ocho años, sus captores le han creído preso, pero es uno de los hombres más libres que viven sobre la faz de la tierra, su nombre es Librado Linares ( Foto debajo a la izquierda). Aunque no he tenido el privilegio de conocerle personalmente, me he acercado a él a través de su familia, su esposa Magalis, su hermana Martica, sus ancianos padres y su hijo Cesar, un niño hermoso e inteligente, que disfruta el canto y la música y que ha tenido por desdicha crecer alejado de su padre y por dicha ser hijo de un ser humano de convicciones firmes y elevado sentido de la dignidad.
Tengo fresca en mi memoria una ocasión en que, encontrándome en la terminal de trenes de Santa Clara porque me disponía viajar a mi natal Holguín, coincidí con Martica y Magalis, era bien entrada la madrugada y aquellas dos mujeres cargadas de víveres y provisiones tenían como propósito visitar a Librado en la cárcel. El destino de ellas era opuesto al mío ya que la prisión se encontraba en la Habana, pero sentí tal ternura hacia las dos, que estuve pensando y orando por ellas durante todo mi viaje. Estas mujeres se han mantenido fieles al esposo y al hermano preso, creyendo en las consignas de él, animándole a seguir adelante, defendiendo a toda costa sus ideales.
Foto a la derecha  y debajo: El Pastor Mario Félix Lleonart en trabajo pastoral con la madre , esposa e hijo del preso político cubano Librado Linares.©
Durante estos ocho años mi esposo y yo hemos orado sin cesar por la libertad de los prisioneros de conciencia, acusados por el Gobierno cubano de mercenarios, gusanos, apátridas y vendidos al imperialismo yanqui. También durante todo este tiempo hemos animado a la familia de Librado, creyendo cada vez que la libertad de este hombre estaba cerca. Cuando las autoridades del país anunciaron de forma oficial que los cincuenta y dos prisioneros que quedaban en las cárceles de los setenta y cinco apresados y juzgados entre el dieciocho y diecinueve de marzo de dos mil tres a largas condenas, marcando la Primavera de ese año como una de las más negras de la historia de Cuba, saldrían al fin en libertad, como resultado del ayuno prolongado que hiciera Guillermo Fariñas, sentí una alegría inexpresable; pero lamentablemente esa alegría se ha disipado porque del número anunciado solo cuarenta han salido de prisión vía extranjero, uno permanece en el país por motivos de salud y once aún están tras los barrotes, entre esos, Librado Linares.
Una interrogante me inquieta: ¿cumplirán los gobernantes cubanos en su totalidad la promesa de libertad hecha y publicada en el órgano de prensa más importante del país, el Periódico Granma? El mundo está atento esperando el desenlace de esta situación, aun cuando paradójicamente muchos cubanos de adentro, un número considerable de ellos, permanecen ajenos a la suerte de estos once hombres. El mundo espera y también otro grupo de cubanos que con beneplácito reconozco han comenzado a despertar y a levantar sus voces para defender y apoyar a quienes supuestamente están silenciados por el rigor y el castigo.
No tengo idea de cuál será el tiempo que Librado y sus compañeros de lucha y de prisiones permanecerán en la oscuridad, pero yo no conozco a otro hombre más libre que este, su nombre mismo significa: Redimido. Puede un hombre permanecer atado de manos y pies, con su boca amordazada y sus ojos vendados, pero nadie jamás podrá eliminar la libertad de que goza su mente. Librado Linares es un hombre libre porque se tomó el derecho de pensar y expresar sus ideas y defenderlas hasta las últimas consecuencias. Es un hombre libre porque desde el fondo de sus prisiones entregó su corazón a Jesucristo. Su espíritu es liviano como el de aquellos que han decidido proseguir la marcha por el camino escabroso que conduce a la libertad y no por el espacioso que solamente trae perdición y desvergüenza. Son largos los años de no convivir con los seres más queridos, pero precisamente es ese el precio. Algún día Librado Linares será aún más libre, todos lo seremos. Algún día podré yo estrechar las manos de este hombre a quien admiro desde lo más profundo de mi corazón y podré ver la felicidad a plenitud en el rostro de César cuando al fin pueda abrazar con todas sus fuerzas a su padre.
*Licenciada en Información Científico Técnica y Bibliotecología y Máster en Estudios Teológicos por FLET. Desempeña sus labores en la Iglesia Bautista de Taguayabón en Villa Clara Cuba junto a su esposo el Pbro. Mario F Lleonart B.

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