enero 04, 2009

Aquella fiesta vigilada hoy sabe a fiasco innombrable.

L is for 50
Aullamos en la Plaza de la Revolución: Li-ber-tad, Li-ber-tad. Un Papa polaco y la prensa apostada entre Cristo Rey y el Ché Guevara eran nuestro salvoconducto de impunidad.
Durante 100 horas de compañía, Gabriel García Márquez fungió como Canciller. El Cardenal dilapidaba sus 15 minutos de fama en la TVC y su sonrisa beatífica era un nudo gordiano en nuestras gargantas. Fidel apenas desfruncía su traje de magister ludi en medio del reality show.
Aquella fiesta vigilada hoy sabe a fiasco innombrable: profilaxis de la cruz en un corralito de coros. La libertad se nos quedó muy corta incluso como peorformance, aunque por suerte que los heraldos negros de nuestro provinciano posmodernismo aún siguen aullando (con 50 aniversarios de retraso): Vamos a ser todos libres el año próximo, como nunca lo hemos sido antes.
Un augurio que, en pleno Edipo Rev de nuestra Pax Raulmana inisecular, salta sin transición de lo subliminal a lo subversivo: Rev In Peace, 1959-2009.
Trece tristes tigres. Orlando Luis Pardo Bazán. Cubaencuentro.

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