mayo 31, 2007

A Great Awakening in communist Cuba


By Mike Williams.
Cox News Service
HAVANA - Twenty years ago, when the Rev. Ramon Suarez celebrated Mass at a small Catholic church in rural Cuba, only a handful of parishioners showed up for services. Cuba's policy of atheism had a lot to do with the spotty attendance, as did intense social pressure that left most people afraid that attending services might get them in trouble, or at least reported to authorities.
These days, churches in Cuba regularly draw packed sanctuaries on Sundays, with membership growing in the dominant Roman Catholic Church, along with Protestant denominations.
Even Santeria - the Afro-Caribbean religion that slaves created by mixing African beliefs with those of their Spanish masters - has seen a revival in Cuba.
Religious leaders here say dramatic changes in the last decade have re-established the church as an important part of the lives of many Cubans. And it seems that religion will play an increasing role in the future as Fidel Castro, 80 and ailing, eventually gives way to a new generation of leaders.
"Our role in Cuba is growing daily, and relations with the government are improving daily, too," said the Rev. Juan Ramon, pastor of Havana's Holy Trinity Episcopal Church. "But it's like a turtle, not a rabbit. We must be patient."
Cuba's religious revival began in the late 1980s as change and, finally, collapse swept away its longtime patron, the Soviet Union. The loss of $6 billion in annual Soviet subsidies crippled Cuba's economy and led to a questioning of the Soviet model, which, among other things, outlawed organized religion.
In 1994, the Communist Party issued a statement that religious believers could be members of the party, a move that ended much of the social pressure against attending church.
But the most dramatic catalyst to Cuba's spiritual reawakening was Pope John Paul II's historic 1998 visit to Cuba, a nation that has been predominantly Catholic since its founding as a Spanish colony in the early 16th century.
"There was a euphoric explosion among the people," said Suarez, who is now a monsignor and chancellor of the Archdiocese of Havana. "All over the island there was an intense religious phenomenon. Before that, less than 1 percent of Cuban society was baptized, but since then it has grown to 50 percent or more in places."
Ramon has also seen his Episcopal flock grow dramatically, from a dozen or so in the 1970s and 1980s to membership of more than 500 and average attendance of well over 100 on most Sundays.
"Religious devotion and spirituality never left the people," he said. "It was winter and everything looked dead, but it wasn't dead. The flowers come back and the birds sing when spring comes. And that has happened in Cuba. It is a good time for the church here."
But while most Cubans no longer fear that going to church might get them in trouble, Cuba is still ruled by the Communist Party. Dissent is stifled, and most church leaders are careful not to cross the line, from a social gospel centered on the needs of the people into the arena of politics.
Although Cuban state television carried live coverage of Pope John Paul II's funeral and the Vatican's selection of a new pope, it has resisted pressure by Catholic leaders to broadcast weekly services.
"So far we have not been allowed, but little by little, we are making progress," Suarez said.
There are also examples of what some allege is repression.
Last year, an outspoken government critic and evangelical pastor, Carlos Lamelas, was jailed for a time on charges of human smuggling. Lamelas was tried and acquitted, but critics say his case is an example of the pressure the state puts on clerics who stray too far into the realm of politics.
Cuba's churches have also felt the effects of the tightening of the U.S. embargo against the island. During the Clinton administration, religious, educational and cultural groups from America were encouraged to visit Cuba, and thousands did so, often bringing supplies and helping to repair dilapidated churches.
Those visits have been severely curtailed under the Bush administration, which has tightened the embargo in an effort to put more pressure on the Cuban government.
Within Cuba, though, religious leaders say the changes in the past decade have been positive.
"We have 900 priests, and I get at least seven to 10 people a day coming to seek my help," said Juan Carreras, 72, a Havana Santeria priest. "Even during the bad years, many people kept coming to see their priests in a hidden way. Now it is open again, and the interest is growing."

mayo 21, 2007

Padre Nuestro.

Por: Yosvani Anzardo Hernández*
HOLGUÍN,Cuba, mayo 2007 - Regino es un guajiro que aprendió a caminar siendo niño entre las guardarrayas, con el fango al pecho. Con el tiempo creció y el fango también.
Para él hay cosas que no han cambiado mucho desde entonces. En cambio, otras dejaron de existir.
Antes, como su madre, era católico, apostólico y romano. Ahora es casero, apostólico y taino, pues considera que no se puede ser universal sin antes ser regional. Apostólico sí, pues prefiere ser fiel a la doctrina de nuestros patricios; sean religiosos o no, y sobre todo si son cubanos. Y éstos son para él todos los que amaron y aman esta tierra.
Por eso su paradigma es el Máximo de todos los Gómez, que aunque nació en otra tierra, ofreció su vida a Cuba.
Regino le habla a Alfredo, su caballo overo:
-Antes existía la avena, un cereal que le hace la boca un fanguero a cualquier bestia ¡y si sigues tan inteligente, un día sembraré tres cordeles de zanahorias sólo para ti!
Alfredo quisiera creerle, al parecer no puede, y por eso no le contesta.
Nunca le ha interesado la política. A Regino le resulta sucia la mentira y detesta la demagogia estatal. Opina que esta crece como el tabaco Campeche. Y cree que no está mal que los campesinos hayan tenido que recurrir al trueque como forma de comercio por excelencia, si no les exigieran dinero para comprarle la canasta mínima al dueño que nunca fía: el gobierno. Sobre todo cuando este dinero no hay forma de ganarlo dentro de nuestras fronteras.
En teología los campesinos son muy aventajados, pues consideran que las cosas hay que ganárselas. Y opinan que si un gobierno es lo suficientemente magnánimo como para ofrecer todo lo que cree que necesitamos, también será lo suficientemente voraz como para quitarnos todo lo que tenemos, y que sólo la independencia económica puede darte independencia política. Que al hambriento no se le debe dar un pez, sino enseñarlo a pescar. Que todos los deseos se conocen. Son como las canas, todas nacen de una misma cabeza. Por ello deben llevarse bien para obtener lo que verdaderamente se necesita, pues sucede que a veces el cumplimiento de un deseo se revierte en nuestro peor castigo. Como sucedió con la revolución de 1959, que ese mismo año terminó y se convirtió en nuestra peor pesadilla. Y entre otras muchas puñaladas, nos dio la tierra en la mañana, para quitárnosla en la noche.
Por todo esto Regino recibe y despide el día con la siguiente oración, resumen de toda una vida de marginación y de dolores escondidos:

Padre nuestro que estas en esta tierra
Santificado sea tu nombre
Ven a mi casa que es la tuya
Hágase tu voluntad
Tanto en tu hogar como en el mío
El pan nuestro de cada día
Enséñamelo a hacer
Perdona nuestras ofensas
Como nosotros perdonamos tu silencio
No nos dejes desear más de lo que necesitamos
Y líbrame de mí
Amén.

* Periodista independiente cubano. Agencias "Jovenes sin censura"

mayo 18, 2007

La brujería siempre ha sido un ingrediente básico en la pócima del castrismo.

Bururú, barará, ¿cómo está Fidel?
Por. Miguel Cossio.
La brujería siempre ha sido un ingrediente básico en la pócima del castrismo. Al principio encarnó en los cuerpos y en las mentes de Celia Sánchez y René Vallejo, secretaria ella y médico él, de Fidel Castro.
El comandante Vallejo era espiritista y Celia militaba en la santería con disciplina y devoción revolucionaria. Era hija de Yemayá y le daba al asunto en la mismísima costura. Ambos murieron hace años. Pero sus aficiones por la superstición siguen siendo todavía un elemento vital en el ajiaco político cubano. Lo prueba la reciente y cuarta visita a la Isla del gobernante de la pequeña república de Gambia, Yahya Jammeh, conocido a nivel mundial como el presidente curandero.
Yahya Abdul-Aziz Jamus Junkung Jammeh, como se llama ahora, aterrizó en La Habana la semana pasada y lo primero que declaró a la televisión oficial fue ''vengo a visitar a mi hermano Fidel''. ''Como gran amigo de Africa, nosotros, los revolucionarios de Africa, estamos obligados a visitarlo y ofrecerle nuestro apoyo'', dijo.
Jammeh, un ex teniente de la policía militar de Gambia, trabó amistad con Castro tras hacerse del poder en julio de 1994 por la vía de un incruento golpe de estado, que derrocó a Dawda Jawara. Pero ése no fue el acto que lo catapultó hacia los reflectores de la prensa internacional, sino sus prácticas oscurantistas para sanar enfermedades.
El hombre ha asegurado que puede curar el sida los jueves y el asma, los sábados. Su remedio sanatorio consiste en dos plátanos, una bebida amarga de color entre amarillo y marrón, y una pasta verde con la que embarra a los enfermos, y que obtiene de siete hojas de hierbas aromáticas, tres de las cuales no crecen en Gambia. El rito contempla, además, la lectura de pasajes sagrados del Corán.
Como su método es infalible, Jammeh no admite cuestionamientos de ninguna índole y por ello expulsó en febrero a la representante de la ONU en el país, la doctora Fadzai Gwaradzimba, quien puso en duda las habilidades del dictador para curar el vih-sida.
Antes de ser expulsada, Fadzai llamó a los más de 20 mil gambianos afectados con el virus a que no cambiaran el tratamiento médico antirretroviral por el supuesto brebaje mágico de Jammeh, contenido en botellas de sirope de chocolate y publicitado a toda hora por la televisión oficial de Gambia. Por cierto, Gambia no tiene prensa libre.
No sabemos si Jammeh vio o no a Castro o le dejó con Raúl, con quien sí estuvo, una botellita de su extraño brebaje, que receta a troche y moche a los gambianos. Fidel lo que tiene es Alzheimer o Parkinson, según la CIA, o males de las tripas, según el gallegón García Sabrido.
Es curioso que Cuba reciba con honores de Estado a un curandero, cuyos métodos poco científicos son rechazados por la ONU. Mientras, Brasil se enfrenta a las transnacionales farmacéuticas y libera las licencias para producir medicamentos genéricos contra el sida. Es la confrontación abierta de dos visiones políticas. Castro critica a Brasil por el tema del etanol. Pero se arrima a un yerbero.
¿De dónde vendrá este amor brujo castrista? Walterio Carbonell, amigo de Castro en la juventud, contó al escritor Luis Agüero que Fidel decía que le habían hecho el santo Aggayú, cuando estaba en el vientre de su madre, Lina Ruz. Atavismos de su abuela materna.
Verdad o no, después de 50 años, ¿quién puede negar cierto hechizo de Castro sobre la nación cubana? Bururú, barará. Jammeh y Fidel. Con gorro blanco, mejunje y tamborcito africano. Los cocos van por Cuba. Así de trágico.
Foto del Presidente curandero.

mayo 17, 2007

Mercader del Templo.

Por Ángel Alonso Dolz.
Mujeres cubanas, mujeres de pueblo, marcharon unidas como cada domingo esta semana en el Día de las Madres, para hacer palpables sus sentimientos de solidaridad con los presos de conciencia y con su sentir religioso.
"Reciban nuestra felicitación hermanas en la fe, en la causa que con tanto amor defendemos, caminemos siempre firmes y decididas porque como todo buen cristiano estamos siempre de la mano del Señor", dijeron en un mensaje leído por Elvira Marrero, prima del disidente Diosdado González Marrero, también condenado a 20 años de prisión. (Cubaencuentro / 14-05-07)
Mientras tanto, el Cardenal Ortega, la máxima representación jerárquica de la Iglesia Católica cubana, reiteraba en recientes declaraciones públicas en Brasil lo que ha venido a ser su posición de principios, en lo relacionado con el momento histórico que vive el país en el cual está investido como pastor principal del rebaño del Señor:
El cardenal cubano Jaime Ortega afirmó el viernes que se ha cumplido parcialmente la exhortación hecha hace casi una década por el papa Juan Pablo II en su visita a la Isla, de que Cuba se abriera al mundo y el mundo se abriera a Cuba, informó la AP.”
Observar a los toros desde detrás de la barrera, es la tónica dominante en el léxico del Cardenal Ortega:
"Hay todavía dificultades muy grandes —como es lógico, relaciones difíciles con Estados Unidos— que son muy antiguas y que permanecen", dijo el cardenal a los periodistas. "Sí, parcialmente, (esa apertura de ambos lados) puede haberse producido", agregó en rápida declaración en la localidad brasileña de Aparecida.
Pero "siempre tiene que haber una mayor capacidad de diálogo con el mundo, y entre todos", añadió declinando explicarse.
No es difícil responder al cuestionamiento actual por parte de la Iglesia Católica, en lo referente a la pérdida de fieles en América Latina, quizás el bastión fundamental de dicho credo en el momento presente, cuando los preceptos emanados del Papado pierden terreno cada vez más en el resto del mundo, en particular dentro de naciones europeas como España, donde la Iglesia ha perdido mucho crédito. Con los cubanos se pierde cada vez más.
Las discordancias entre las denuncias que gritan por las calles de La Habana las Damas de Blanco, son demasiado evidentes frente a los suaves murmullos de invitación a la concordia emanados del Cardenal cubano.
Hablar de que se vienen produciendo aperturas parciales por parte del Gobierno de la isla, es como atemperar el recuerdo de la furia de los soldados romanos que laceraron a Jesús en la cruz. Si la Iglesia Católica Romana no actúa en consecuencia y remite a su representante evangélico en Cuba a que se atenga a la objetividad y deje de hacerle el rendez vous a la cúpula política que detenta el poder en la nación, muy mal se aprecia el horizonte católico en la isla.
El Cardenal Ortega Alamino no es un sacerdote común, no fue ese sencillo joven que transitó por la vida entre estudios y conventos, ajeno a la realidad de cuanto acontece cada día a su alrededor; el prelado fue objeto de uno de los mayores vejámenes que pueda sufrir un ser humano, cuando sin causa aparente fuera confinado tras las alambradas de ese campo de concentración estilo nazi, que tomó el nombre de UMAP en la Cuba de finales de los años sesenta.
De nada valieron las experiencias en carne propia, las observaciones de las injusticias a su alrededor, la visión de una realidad pasmosa, traumatizante, que marcó el futuro para muchos jóvenes que como él, fueron internados en esas veladas prisiones.
Francisco García Martínez, nació en Jovellanos, Matanzas. Para mí esos campos de concentración de la UMAP fueron de tan amplia magnitud de terror que nunca nadie que haya estado allí los podrá olvidar.
Allí no existía ningún tipo de derecho humano. Todo lo que una mente humana puede imaginarse de terror y crimen, ahí prevalecía.
Mis manos y piernas están llenas de heridas, muchas hechas por mí para tratar de salir de aquel infierno. Nos tenían en lugares remotos de Camagüey, donde los mosquitos mataban a los caballos y también a las personas. Allí vi amarrar a los hombres desnudos a una cerca de alambre de púas. Todavía tengo en mi memoria presente los gritos de aquellos hombres torturados, quienes permanecían noches y días enteros amarrados sin recibir ni comida, ni agua. (Pedro Díaz Hernández) .
La dirigencia de la Revolución Cubana cerró esos campos cuando la opinión pública internacional comenzó a tener conciencia de su existencia, se relegó este hecho a los archivos, dentro de una llamada “política de rectificación de errores”, errores que sucumbieron a la fuerza y dieron paso a nuevos horrores, como es la condena a 75 disidentes pacíficos a penas hasta de 28 años de privación de libertad, por el simple hecho de expresar ideas.
El Cardenal Ortega ha devenido vaga imitación de Richelieu; vende su alma al Diablo y asume el rol de “Eminencia Gris” en el caso cubano, cuando no tiene el pudor de callar ante los que se sacrifican.
"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras." Nos enseñó Martí. Quizás el señor Jaime Ortega Alamino, Cardenal, necesita unas buenas lecciones de Historia de Cuba y en especial de doctrina martiana, porque “Ver un crimen en calma es cometerlo”.