mayo 21, 2007

Padre Nuestro.

Por: Yosvani Anzardo Hernández*
HOLGUÍN,Cuba, mayo 2007 - Regino es un guajiro que aprendió a caminar siendo niño entre las guardarrayas, con el fango al pecho. Con el tiempo creció y el fango también.
Para él hay cosas que no han cambiado mucho desde entonces. En cambio, otras dejaron de existir.
Antes, como su madre, era católico, apostólico y romano. Ahora es casero, apostólico y taino, pues considera que no se puede ser universal sin antes ser regional. Apostólico sí, pues prefiere ser fiel a la doctrina de nuestros patricios; sean religiosos o no, y sobre todo si son cubanos. Y éstos son para él todos los que amaron y aman esta tierra.
Por eso su paradigma es el Máximo de todos los Gómez, que aunque nació en otra tierra, ofreció su vida a Cuba.
Regino le habla a Alfredo, su caballo overo:
-Antes existía la avena, un cereal que le hace la boca un fanguero a cualquier bestia ¡y si sigues tan inteligente, un día sembraré tres cordeles de zanahorias sólo para ti!
Alfredo quisiera creerle, al parecer no puede, y por eso no le contesta.
Nunca le ha interesado la política. A Regino le resulta sucia la mentira y detesta la demagogia estatal. Opina que esta crece como el tabaco Campeche. Y cree que no está mal que los campesinos hayan tenido que recurrir al trueque como forma de comercio por excelencia, si no les exigieran dinero para comprarle la canasta mínima al dueño que nunca fía: el gobierno. Sobre todo cuando este dinero no hay forma de ganarlo dentro de nuestras fronteras.
En teología los campesinos son muy aventajados, pues consideran que las cosas hay que ganárselas. Y opinan que si un gobierno es lo suficientemente magnánimo como para ofrecer todo lo que cree que necesitamos, también será lo suficientemente voraz como para quitarnos todo lo que tenemos, y que sólo la independencia económica puede darte independencia política. Que al hambriento no se le debe dar un pez, sino enseñarlo a pescar. Que todos los deseos se conocen. Son como las canas, todas nacen de una misma cabeza. Por ello deben llevarse bien para obtener lo que verdaderamente se necesita, pues sucede que a veces el cumplimiento de un deseo se revierte en nuestro peor castigo. Como sucedió con la revolución de 1959, que ese mismo año terminó y se convirtió en nuestra peor pesadilla. Y entre otras muchas puñaladas, nos dio la tierra en la mañana, para quitárnosla en la noche.
Por todo esto Regino recibe y despide el día con la siguiente oración, resumen de toda una vida de marginación y de dolores escondidos:

Padre nuestro que estas en esta tierra
Santificado sea tu nombre
Ven a mi casa que es la tuya
Hágase tu voluntad
Tanto en tu hogar como en el mío
El pan nuestro de cada día
Enséñamelo a hacer
Perdona nuestras ofensas
Como nosotros perdonamos tu silencio
No nos dejes desear más de lo que necesitamos
Y líbrame de mí
Amén.

* Periodista independiente cubano. Agencias "Jovenes sin censura"