marzo 01, 2006

An ignorant bishop goes to Cuba to parrot Castro's propaganda.


Frank Griswold, the presiding bishop and primate of the US Episcopal Church is visiting Cuba this week and repeating Castro's propaganda word by word. Griswold said he was 'saddened' to see the "suffering caused by the policies of my country's government."
Not a single word about the Dictator who has been in power for 47 years without ever been elected. Not a word of condemnation about the tens of thousands of Cubans who have been murdered by this madman. Not a word about those who spent 30 years in jail for defending their religion. Not one single word about those who died in front of a firing squad yelling to their murderers: "Long live Christ the King." No sir, this so-called "American religious leader" went to Cuba to become another one of Castro's parrots.
Frank Griswold

He even referred to the US embargo as a 'blockade' using the same exact words used by Castro and his thugs.” The Episcopal Church in the United States strongly opposes the blockade against Cuba," said this so-called bishop.

"This division and separation of people from people is scandalous to a Church which claims the ministry of reconciliation as its work in the world. The strongest supporters of the blockade in my government frequently make the claim that until Cuba changes its political structures, Americans and Cubans cannot even come to the same table and together explore avenues toward healing. Such thinking -- in which the responsibility for repentance, restoration and healing falls exclusively on one side of a disagreement -- is not the way of reconciliation laid out fours by the Scripture," Griswold said.
In addition, this guy is the senior American bishop of the Episcopal Church! Griswold also said that when he returns he would urge the Episcopal Church to work day and night against the embargo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

It is not the Bishop's right, nor yours to judge Castro and his crimes, that is God's right and His alone. I agree whole heartly that the blockade is cruel and un-usual punishment to the people (including the many Christians) of Cuba.

I bet you are fat and happy sitting in your air-conditioned room making this critical and insensitive accusations.

God Bless the United States and its Contstitution. You are an ignorant facist PIG! I will pray that God opens your heart and mind.
The Embargo must stop, now!

Anónimo dijo...

Cuba’s state news agency reported Bishop Griswold met with Fidel Castro on February 28 noting the meeting “took place in the cordial and respectful manner”.
The US Church leader made no public comments on the persecution of Cuban Christians during his Havana visit, confining his remarks to what he believed to be US wrongs. In September the Cuban government passed new laws cracking down on evangelical and Pentecostal Christians, beginning a new round of jailing of church leaders and banning unsupervised home churches.

Christian Solidarity Worldwide reported that the country’s 15,000 house churches would be required to register with the government and place themselves under state supervision. The new legislation also explicitly prohibits any participation, including simply attending services, of non-Cubans without first seeking official permission.

The church of England Newspapaer
Thursday, 9th March, 2006 No: 5810

Anónimo dijo...

De la infame complicidad
VICENTE ECHERRI
El Obispo Primado de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, Frank T. Griswold, casi al final de su período al frente de la más antigua y prestigiosa denominación protestante de Estados Unidos, estuvo en Cuba durante una semana. La visita pastoral fue aprovechada por la dictadura y por sus cómplices dentro del clero episcopal cubano, para orquestar toda una secuencia de actividades que sirvieran de respaldo al régimen que oprime a los cubanos desde hace casi medio siglo.

En un sermón televisado desde la misma iglesia catedral donde alguna vez los fieles tuvieron que enfrentar la hostilidad de los escolares que movilizaban los comunistas para perturbar el culto, el primado de los episcopales predicó un sermón en que condenaba el embargo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba y lo culpaba de los sufrimientos del pueblo cubano. Nada más grato a los oídos de la dictadura cubana que ha convencido a medio mundo de este sofisma, cuando en verdad la exclusiva responsabilidad de esos sufrimientos recae sobre la gestión totalitaria y el fracaso económico que se deriva naturalmente de la misma.

Por supuesto, el señor Griswold --que casi seguramente tendría escrúpulos de reunirse con el recién reelecto presidente de Bielorrusia o con los militares que mandan en la antigua Birmania-- departió amablemente con Fidel Castro y otras autoridades, y visitó escuelas y hospitales como parte de una agenda oficial de casi una semana que sirvió para robustecer la opresión y su aparato propagandístico.

Fuera de la agenda del prelado quedaban sin embargo las agrupaciones disidentes, los presos de conciencias y sus familiares, los periodistas y bibliotecarios independientes y, desde luego, antes o después de su visita, el contacto y la información con las víctimas del castrismo, que en cuantioso número residimos en Estados Unidos y entre las cuales se cuentan obispos, sacerdotes y laicos de la Iglesia que este señor preside.

Una vez más una personalidad del mundo norteamericano incurre en el reiterado error de congraciarse con una dictadura brutal como resultado de una mezcla de ignorancia y prejuicios. Ignorancia de la verdadera situación de Cuba antes de la revolución castrista, ignorancia de las causas políticas reales que produjeron esa revolución, ignorancia de los crímenes del castrismo en su empeño por conservar un sistema que --con embargo o sin él-- ha fracasado dondequiera que ha querido imponerse. Prejuicios a favor de una imagen de ''campeón de los oprimidos'' que aún adorna a Castro en los círculos izquierdistas de este país y que los cubanos sabemos que es un fraude; prejuicios a favor por oposición si no por odio a los órganos de poder de Estados Unidos que denuncian los crímenes del castrismo; prejuicios en contra del testimonio de millares y millares de víctimas de la dictadura más larga y una de las más brutales de este continente.

La izquierda norteamericana --a la que tristemente pertenece el liderazgo de la Iglesia Episcopal que alguna vez fuera uno de los baluartes del establishment--, sigue creyendo en la supuesta dignidad, logros y vigencia de un movimiento revolucionario que alguna vez pretendió encarnar las mejores aspiraciones de un pueblo, pero que siempre fue un régimen tiránico, a cuya asquerosa decrepitud estamos asistiendo.

La visita del obispo Frank T. Griswold a Cuba, lejos de significar un gesto de solidaridad con el pueblo cubano, ha sido un acto de complicidad con sus opresores, explotadores y embaucadores; es decir, una acción criminal, por la cual debería rendir cuentas a la justicia o, en su defecto, añadir para siempre a su nombre, para mejor identificación, algún epíteto infamante.

© Echerri 2006